miércoles, 19 de agosto de 2015

Kindan No Koi - XXIV - El inicio del final.

Desde que todo “termino” pensé en escribir mi historia. Desde que me enamore de Oscar, hasta ahora. Creo que el aún debe estar buscándome. No por lo que hice. No porque me ame. No porque yo lo ame a él. Porque quiere que le explique por qué lo hice. Pero supongo que no puedes preguntarle a un lunático  porque hace lo que hace. Así bien, creo que estoy condenado a no poder besar sus labios de nuevo. O a hacer el amor con él una vez más. No sé si pueda sentirlo dentro de mí, haciéndome suyo. O sentirme dentro de él, haciéndolo mío. Sin embargo me gustaría saber que leyó todo esto. Como paso. Como lo sentí. Como lo viví. Y sobre todo quiero que sepa que lo amo. No me arrepiento de lo que hice ni de lo que pueda hacer. Es curioso. Me viene a la mente una historia.

Todos los sentimientos un día estaban jugando en el parque de la mente. Al escondite. Y la locura tenía que contar. Así que todos los sentimientos salieron a correr! El miedo se escondió en un árbol, el dolor en un basurero, el sentido común en una caja y el amor en una montaña de heno que había encontrado. Así bien, la locura termino de contar, “Escóndanse! Que si los encuentro los agarro!-Grito la locura, y salió a buscar a los demás. Busco en las casas, en los arbustos. En los callejones pero no encontró a nadie. Se dio cuenta de que algo se movía en una montaña de heno detrás de un gallinero, y en un arranque de su singular locura tomo un tridente y empezó a clavarlo entre el heno, para sacar a quien se escondiese en él. Erráticamente clavaba el tridente una y otra vez, hasta que de pronto. ¡Waaaaaaaah!- el amor grita. Y la locura saca el tridente. El amor sale del heno cubriendo sus ojos, corriendo de un lado para otro, manchando de sangre por donde quiera que camine. La locura mira hacia el tridente y se da cuenta de que en las puntas del tridente hay dos ojos, los ojos del amor. El sentido común, enojado, le ordena a la locura que lo guie, al amor, por toda la eternidad, ya que fue él quien le quito los ojos, ahora el seria sus ojos.

De esa historia viene “El amor es ciego” y “El amor y la locura siempre van de la mano”. La locura camina agarrado de la mano del amor. Guiándole a donde quiera que valla. Con sus ojos vendados. Por eso hacemos locuras cuando nos enamoramos. No podemos esperar que la locura no sea lo que es. La locura es la locura por hacer locuras. Si no las hiciera no sería locura.

Oscar. Te amo.

Tan pronto se durmió Oscar tome la camisa que me había regalado y se la deje sobre él, arropándolo. Tome las llaves de su apartamento y me fui de la casa sin mirar a atrás. Pero simplemente no podía irme sin besarlo. Aun dormido. Entre de nuevo a la casa y subí las escaleras a mi habitación, al entrar Oscar estaba en la cama, mirando la camisa rota que le había dejado arropando.
-Mi vida.-Dijo levantándose y yo Salí a correr.
Oscar me grito que me detuviera más de una docena de veces. Me grito que me amaba y que sentía haberme llamado “loco” me grito cuanto me amaba. Pero yo sabía perfectamente cuanto me amaba.
Corrí lo más rápido que pude, hasta que entre en la estación del metro y evitando las colas, salte la entrada y entre en el primer metro que encontré.
Curioso. A Oscar se le cerraron las puertas justo cuando había llegado a la puerta. Bese mi mano y la puse en el vidrio. Intentando enviarle un beso. El solo puso la mano frente  a la mía, separadas por el cristal. El metro empezó a moverse.
Horas más tarde veía como Oscar entraba al edificio donde quedaba su apartamento. Miro hacia atrás, esperando que yo apareciera. Tenía lágrimas en los ojos. Pero él sabía que yo estaba ahí.  

Espere y espere. Una, dos horas. Ni Natán ni Oscar salían. Pasaron los días, y me canse de esperar en las ruinas de un edificio demolido, así que decidí subir por la escalera de incendios al tejado de un edificio de tres pisos, suficiente para ver a Oscar pero que él no me mirara a mí.
Supongo que se dio cuenta de que había perdido sus llaves y no quería salir por miedo a que las tuviera yo y pudiera aprovecharme de su ausencia.
La policía cada vez más se paseaba por esa zona. Y la vigilancia había crecido en un 30% desde mi llegada. No es una gran cifra, pero el barrio ya tenía bastante vigilancia, lo único que hicieron fue rematar.
Pasaron dos días antes de ver que alguno de los dos salía. Primero fue Natán, y Oscar lo siguió. De modo que salían juntos… me baje rápidamente para seguirlos. Pero tomaron el auto y los perdí… se me ocurrió meterme en el apartamento. Entre y subí hasta el séptimo piso. Apartamento 32. Entre en el apartamento y como es costumbre en un apartamento de dos hombres había ropa tirada por todos lados, más específicamente sobre las camas y en las habitaciones. Me alivie al ver que había muchas cosas en orden.  Tenían habitaciones separadas. Y no había nada inusual en el guardarropa de cada uno. Pero había algo raro en el guardarropa de Oscar. Abrí uno de los cajones de su guardarropa y vi que había muchos papelitos, pero no cualquier tipo de papelitos, eran unos papeles de cinco centímetros x cinco centímetros, en cada uno de ellos decía:

Fecha: Un papelito por cada día. Podría haber contado más de doscientos papelitos.
Razón: “Visita al paciente 2 de la habitación 340”
Hora: 8 am. Hora de la apertura de visitas del Hospital. Todos a la misma hora
Visitante: Oscar Gómez.

Había papelitos de todas las fechas. Desde que me internaron, incluso de fechas que yo nunca lo vi. Busque y rebusque un papel que dijera 20 de abril de 2000. Pero no lo encontré. Creí que en realidad no había ido a mi cumpleaños… me levante y deje el guardarropa tal como lo encontré. Y al girarme vi sobre una mesa de madera un papel parecido a los anteriores, debajo de una cajita blanca muy bonita, adornada con un listón que decía “Lo siento” quite la caja y vi la fecha del papel… 20… de abril… de 2000… y en el papel  había un corazón pintando con un lápiz. Mire de nuevo a la caja y la abrí. Había dos anillos y uno de ellos tenía grabado “Mi vida.” Y en el otro decía “Eres tú”. Pero eso no era lo más hermoso. En la tapa había un papelito más. A ese punto amaba más que nunca cualquier papelito. En el papelito decía “Hace un año eres legalmente mayor de edad. Y en este tiempo trabaje y ahorre todo lo que tenía para comprarte esto. Hoy quiero pedirte que seas mío por el resto de la vida. Quieres casarte conmigo?” Como pude ser tan imbécil? Como le grite? Como lo eché del hospital ese día? Porque rechace todas sus visitas? Que hice? Tome el anillo que decía “Mi vida” porque era el único que me quedaba bien, y me lo puse en el dedo anular. Y tan pronto como me lo puse, escuche la puerta abrirse. Me escondí rápido bajo la cama de Oscar. Porque siempre ha sido tan sucio? Tenía pedazos de sándwiches a medio comer en estado de descomposición  bajo la cama. En fin. Entro alguien cuya voz no logre reconocer, así que Salí de la cama y me moví hacia afuera de la habitación para saber quién era. Mire por el borde de la puerta y no había nadie, gire a la habitación de Natán y vi a alguien, no lograba verlo, pues estaba de espaldas a mí. Entonces me moví hacia la cocina buscando algún lugar donde esconderme hasta que él se fuera. Si es que se iba. Pero en  medio de todo el caos que estaba hecha mi cabeza. El miedo a que si me encontraban me regresarían al psiquiátrico. El miedo a que por estar en el psiquiátrico no nos pudiésemos casar. El miedo a que Natán quisiera a Oscar para él. Escuche una voz detrás mío. Del baño de la cocina alguien me hablo.

-Mi vida?-Dijo Oscar
-Mi amor…-Hice amague de correr. Por la costumbre.
-No te vallas. No me dejes. Por favor…
-Y que harás? No puedo quedarme..
-No importa… quédate…

Como deseo haberme ido en cuanto pude. Maldita sea Natán. Porque lo hiciste? Natán me agarro por la espalda y grito a Oscar “LLAMA A LA POLICIA!” Oscar le gritaba que me soltara. Que me iba a hacer daño. Cuando al fin logre soltarme y me gire para hablar con  Natán y decirle que no quería hacerle daño a nadie, el miserable me recibió con un golpe en la cara. Grave error. 
En mis terapias había aprendido lo siguiente: Si actúan con fuerza bruta hacia mí la ira no solo aparece, sino que también se intensifica y me deja totalmente cegado, por ende los guardias siempre me trataban como a una damita, cosa que me fastidiaba de sobremanera. Pero era bueno que no fueran toscos conmigo.
No sé porque. Tal vez hubiera preferido que en la cocina cortaran la carne con osos de peluche o con rosas. Pero no. Había cuchillos. Muchos de ellos. Y fue lo que mi mano alcanzo primero. Juro que no quería hacerlo. Pero estoy loco… que esperan de un lunático?
Preferiría no contar lo que siguió. Pero la Historia estaría incompleta, y, que es una historia incompleta? No es más que un chisme o un rumor. Una historia incompleta es la razón por las cuales iniciaron las guerras. Y por las cuales mueren personas día a día.
Levante el cuchillo a donde mis brazos me permitieron y lo lance hacia abajo con toda mi fuerza. Ahora Natán tenía un agujero en su estómago, Natán cayó al suelo y yo me le tire encima. Levante el cuchillo y lo volví a tirar hacia abajo con fuerza, una y otra vez. Oscar me grito “MI VIDA! DETENTE! POR FAVOR DETENTE!” Qué lindo. Me llamaba “Mi vida” hasta cuando estaba cometiendo las peores atrocidades imaginables. Oscar se me lanzo encima, y, mi mano, controlada por la ira, atino a… no diré apuñalar. Pero logre clavar la punta del cuchillo en su pierna, eso en mi país lo llamamos “Puntear” es cuando te clavan la punta del cuchillo, lo suficiente para que te duela por un par de semanas, pero no para que te haga un daño considerable.

Apenas sentí que había tocado a mi amado me detuve, lo mire y estaba sangrando su pierna, me quiera suicidar… Qué clase de monstruo le hace eso a la persona que ama?
Natán en sus últimos minutos, solo puso su mano ensangrentada sobre la mía, y atino a decir “Cuídalo. Te quiero primo…” y entonces su corazón dejo de latir… su mano callo sobre mi pierna.
Me levante rápido e intente socorrer a Oscar. Pero al acercarme se asustó y se echó para atrás.
-Mi…Mi amor… perdóname… No q- No quería…
Oscar se arrastró hasta Natán y empezó a ver sus heridas, intentando despertarlo. Temblando.
-Na-na-Nata-Natán… Natán… Despierta.. Natán… por favor! Despierta!
Todas las noches sueño con sus lágrimas y me siento el peor ser del mundo.

-Oscar. No quería hacerlo… perdóname, fue esa cosa..
-Vete…
-Qué?
-Mi vida. Si llega la policía y te ven no poder volver a verte…
-Pero…
-Mi vida… Si me amas, te iras. Y confía en que yo te encontrare.

Me levante y me fui hasta la puerta. Y antes de irme escuche a Oscar.
-Mi vida… Esto no es un adiós. Te amo.
Llorando baje por las escaleras hasta abajo y Salí de ese lugar…
Que hice?
Porque lo hice?

Oscar… te extraño… espero que me encuentres… antes de que… … … Espero que me encuentres.

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