Capítulo 1 – La descendencia del rey.
Año 1502
Shuri y yo fuimos muy
amigos desde que hermanos pequeños. Ella se escapaba del palacio de su padre, y
corría los altos bajos de Ximul. Mi hogar. Ximul se conformaba por tres
zonas. Los altos de oro, que venían siendo los hogares de los burgueses y
comerciantes adinerados. Los altos bajos, que son los mercados y las casas de
la gente que no tuvo la fortuna de nacer en familia noble. Como yo. Y por último,
El Alto Del Palacio. Hogar de en ese entonces el Rey Ohue, que se pronuncia
Ohu. Siempre me castigaban por pronunciarlo mal en la escuela. Y la reina Demá.
Y claro su hija Shuri. La princesa. En fin. Nos conocimos un día que se peleó
con su padre, el rey, y decidió escapar de casa a los altos bajos de Ximul. Yo
estaba robando, digo, comprando en los mercados. Era de noche, y que una
niña de 10 años anduviera sola en los Altos bajos de Ximul era tentar a la
suerte del rey. Yo iba caminando a mi casa cuando una joven de pelo castaño
oscuro, ojos verdes como las esmeraldas y una piel tan blanca como la escayola,
se estrella contra mi persona dejándome al borde del desmayo. Al levantarme me
fije en ciertos aspectos que una persona no suele tener en los Altos bajos de
Ximul. Primero, su ropa era de seda azul oscuro, tenía un perfume que cualquier
ladrón podría oler a trece kilómetros. Tenía pendientes de perla y una cadena
que olía a oro puro.
-Cuidado.
Si fuera un vendedor creería que me intentas robar. – Dije.
-Lo
lamento. Ah… Puedes ayudarme?-Pregunto la joven de ojos verdes.
-Con?-respondí.
-Los
guardias me están persiguiendo.-Afirmo ella.
-Rayos.
Que hiciste!?-Pregunte.
-Nada
malo. Lo juro.
-Espero
que sepas moverte por la ciudad niña.-Respondí.
Me lancé a correr por
la calle, subí a unas escaleras y vi por dónde venían los guardias. La ayude a
subir y corrimos saltando de tejado en tejado, cosa que me sorprendió bastante,
teniendo en cuenta que se notaba a kilómetros que era una niña de padres
burgueses. No le molestaba ensuciar su vestido de seda ni se preocupaba por lo
que pudiera pasarle a sus joyas.
Después de un rato
evadiendo a los guardias, escondidos en un tejado de una de las muchas casas de
los Altos bajos de la ciudad, logre ver algunos de los guardias que la
buscaban, note que eran guardias reales, eso significaba que o había hecho algo
muy malo o que era de una familia muy, pero muy pudiente.
Estando en la azotea
contamos cosas sobre nosotros y sobre nuestras vidas. Ella me conto que se
llamaba Zuri y se escribía Shuri, yo por otro lado me llamo Aron y se escribe
Aron…
Ella era un año mayor
que yo. Ella tenía 10 y obviamente yo 9.
El tiempo paso, y casi
se hacía media noche. Shuri me pidió que la llevara a su casa. Ya sabía que era
de familia burguesa, pero no sabía que fuera la princesa en ese entonces.
Nos dirigimos a su
casa corriendo por los tejados, hasta llegar a los Altos del palacio, en ese
momento me di cuenta de que no era una sirvienta, porque los guardias no
perseguirían a una sirvienta, y, si fuese así, porque regresaría? La deducción
no era difícil de hacer. Shuri, era la princesa de Ximul.
-Si
te preguntan quién eres, solo responde que me encontraste y me traías a casa.
Si?-pregunto Shuri.
-No
creas que soy tonto solo por ser de los altos bajos. Eres la princesa!
-Shhh!!!
Baja la voz!-Susurro.
-Me
mataran en cuanto me vean acercarme contigo-Dije.
-No.
No dejare que te maten por mi culpa. Solo actúa como si no pasara nada.
-No
te volveré a ver ¿cierto?
-Claro
que si… Mira. Mañana al alba, ve a los Altos de oro y ve a una pequeña
tienda que se llama La casa del alba, En ella debes encontrar a un ancianito de
pelo largo y blanco, con su ropa de sastre. Dile que eres amigo de “Ethunia” y
que debes ir a visitarla lo antes posible. Y luego ven al palacio si?
-Y
que se supone que debo hacer aquí?
-Si
los guardias preguntan, di que vienes a visitarme.
-Segura
de que no me mataran?
-Segurísima.
-Bien.
En realidad esta
historia no se trata de un romance entre dos niños. Sin embargo creo que debo
terminar esta parte de la historia para que comprendan como fue todo desde un
principio…
Al alba del día
siguiente estaba frente a la casa del alba, aunque suene gracioso.
Tan pronto le dije al
sastre que conocía a Ethunia se disparó a conseguirme la mejor ropa. Me trajo
una camisa de color blanco con unos gemelos de madera de roble, y un bordado
grisáceo que me hacía ver muy varonil, un pantalón negro de una tela gruesa y
resistente pero muy cómoda. Me entrego un chaleco de la misma tela del
pantalón, del mismo color. Me entrego un par de botas de cuero con un pequeño
tacón que me hacía ver un par de centímetros más alto. Termino por entregarme
un abrigo largo de cuero también que me llegaba hasta las rodillas.
A diferencia de mi
ropa vieja no sabría cómo explicarle a mi madre como la conseguí , no podría
decirle que conocía a la princesa y tampoco podría decirle que la robe.
En fin. Fui camino al
palacio. Pensé primero en desayunar. Pero me di cuenta que los Altos bajos de
la ciudad estaban muy lejos para irme caminando y llegaría muy tarde, así que
pensé en que si estaba dentro del palacio no habría tanta seguridad, y podría
robar algo de comida dentro.
Me acerque a la puerta
principal, donde solía haber entre dos y cuatro guardias
-Buenos
días caballero. En que puedo servirle?-Dijo uno de los guardias, lo cual me
extraño porque usualmente los veo persiguiéndome o abusando de alguna familia
desgraciada.
-Buenos
días. Vengo a visitar a la princesa Shuri.
-Tiene
invitación?
-Ella
debe estar esperándome.
-Usted
quién es?
-Aron.
-Solo
eso?
-Solo
le digo lo que usted necesita saber.
-…Esta
bien… supongo.
Después de que el
guardia enviara a alguien para avisarle a Shuri, y, que ese alguien regresara
después para dejarme pasar, seguí a un guardia por las escaleras que conducían
al patio del palacio, y luego a la entrada de este. Subimos por unas escaleras
que daban círculos y círculos. Al llegar al final de la torre estaba más
mareado que cansado. Podrían haber sido trece pisos? Catorce? En fin. El
guardia me dejo en la puerta y yo toque tres veces. A lo que Shuri me abrió y
me hizo pasar.
-Si
viniste!-Grito Shuri
-Pues
me dijiste que lo hiciera…
-Y
te ves muy galán…-Me sonroje
-Sí,
bueno, esto fue lo que el ancianito de la sastrería me dio.
-Ven
te quiero presentar a mis padres.
-QUE!?
No, no, no, no!
-Venga!
No le vas a tener miedo a mis padres o sí?
-Son
los reyes de Ximul. Claro que les tengo miedo! Y si les caigo mal? Y me mandan
a decapitar?
-No
seas tonto!-Rio.-No te harán nada.
-Bien.
Pero lamentaras haberlo pedido!
-Entonces,
vamos!
-Salimos de la
habitación y bajamos las escaleras de la torre y corrimos por la sala del
trono. Pasamos por la cocina y entramos en el comedor, donde estaba solamente
la reina Demá.
-Buenos
días Shuri, y quien es tu apuesto amigo?-Pregunto la reina.
-Aron,
Su majestad.-Hice una reverencia.
-Buenos
días Aron. Que los trae por aquí?
-Madre,
tengo hambre y nadie llevo el desayuno a mi habitación. Y pensé en desayunar
con Aron. Puedo?
-Si
él quiere, y puede. Sí.
-Ah.
Sí. Será un placer.
Bien.
Entonces los dejo.-Dijo la reina, levantándose de la silla con un poco de
dificultad. Me di cuenta de que se le dificultaba porque tenía una panza un
poco desarrollada y a juzgar por como dejo su plato a medio comer, me di cuenta
que estaba embarazada. Sin embargo no había escuchado noticias sobre el embarazo
de la reina.
-Majestad.
Esta usted embarazada?
-Ah.
Sí. Bueno, lo estoy, pero procura no decirle a nadie. Ohue y yo queremos que
sea una sorpresa.
-Claro
que sí, majestad…
Casi tres meses
después de ese encuentro con la reina me había vuelto casi de la familia real.
Aunque los reyes no sabían de mi procedencia ni nada en lo absoluto de mí.
Supongo que creían que era el hijo de algún conde o de algún noble. Me había
vuelto tan cercano a la familia real, que entraba y salía del palacio cuando
quisiera. Usualmente almorzaba con la reina o con Shuri y cuando la criada no
iba al palacio dejaban él bebe, Ruki, a mi cuidado. Cada día que pasaba con ese
niño me gustaba cada vez más cuidarlo. Era rápido, inteligente, tierno y
sobretodo le gustaba estar conmigo. Así fue como inicio mi amistad con el
príncipe y la princesa. Pero me saltare toda las historias de cómo le enseñamos
entre Shuri y yo a caminar, o como me rompí el brazo derecho tras caer por las
escaleras de la torre de la princesa. Me saltare a cuando Ruki cumplió 17 años.
Año 1519
Para ese entonces los
reyes ya se habían enterado de mi procedencia. De que no era noble. Sin
embargo, no me vieron como un enemigo ni nada parecido. Era el mejor amigo de
Shuri y también de Ruki.
Estábamos en víspera
de fin de año. El rey y la reina, decidieron hacer un banquete para festejar un
año más del imperio creciente de Ximul. Yo, por supuesto, estaba invitado.
Shuri me acompaño al sastre a conseguirme ropa para el banquete que ofrecía el
rey. Salimos de la sastrería y subimos al carruaje de la princesa, pasamos al
palacio para llevar a Ruki y salimos al banquete.
Desde hacía semanas
atrás había notado que Ruki se comportaba raro conmigo, más tímido de lo
normal. Por Dios! Era como su hermano! Le había visto desnudo cientos de veces
desde que era bebe hasta que cumplió sus trece años, en esa época solía decir
“Me da vergüenza que me veas… Date la vuelta.” Sin embargo pensé que era la
cena que lo tenía preocupado. No suele ir a los banquetes que organiza su
padre, porque simplemente no se lleva bien con la nobleza. Era del tipo de niño
que salía solo a los Altos bajos de Ximul y compraba fruta para él y luego se
la regalaba a los chicos más pobres.
Al llegar a las
afueras de Ximul, nos encontramos con toda la nobleza de Ximul y algunos
nobles del sur de Rauken. Yo tome asiento como siempre en la mesa, a la diestra
del príncipe y el a la diestra de la princesa. Estábamos en el postre de la
cena, cuando Ruki me pidió que habláramos en privado. Me levante de la mesa a la
par que él, y le seguí. Caminamos mucho, en silencio, en medio del bosque.
Cuando Ruki se aseguró que no habría nadie que escuchara lo que íbamos a hablar
ni nadie que se paseara por esa zona, se volteo y de golpe me beso como un
niño. No fue un beso apasionado, fue un beso inocente, en el que solo nuestros
labios se unieron.
-Recuerdas
hace meses, me dijiste que me amabas? Que te quedarías conmigo siempre?-Dijo
Ruki.
-Ruki…
eso fue…-Balbuceé
-Yo
te amo. Nunca he sentido nada tan fuerte por alguien como lo siento por ti.
-Ruki.
No puedes amarme, yo soy de los Altos bajos de Ximul, y tú eres un
príncipe.
-Pero
me amas?-Pregunto Ruki.
-…Si…
Desde el día en que te vi. Cuando eras un bebe. Te dormías en mis brazos y
quería que fueras mayor para poder escapar contigo.
-Hagámoslo.
-Qué?
-Escapemos.
Los dos.
-No
puedo escapar contigo y dejar a tus padres sin el heredero varón que necesitan.
-Puede
haber dos reyes.
-Ruki.
Escúchame. No estás pensando las cosas. Si tu papa se entera de que te amo
seguro me decapitaría, y los amo demasiado para hacerle eso a los reyes. A tus
padres. A Demá. A Ohue. A Shuri.
-Entonces?
-Entonces…
guarda lo que es tuyo.
-Qué?
A que te refi….
Bese a ese niño como
una persona debe besar. Puse mis manos en sus mejillas, y le dije lo que sentía
desde hace tanto en un beso. No me quería separar de él, Sin embargo me separe
por tres razones, y una lleva a la otra. Escuche algo o alguien moviéndose en
los arbustos. Me limpie la saliva de Ruki, y me fije de dónde provenía el
sonido. Me percaté de que olía a humo y que se escuchaba como la madera crujía
ante el calor del fuego.
-Hueles
eso?
-Humo?
-Sí.
-Que
tiene?
-Es
hora de que regresemos.
-No.
Por favor. No quiero irme.-Acaricie a Ruki en la mejilla y le di un beso en la
frente.
-Tengo
un mal presentimiento.
Regresamos un poco más
rápido de lo que habíamos tardado en irnos, y mientras más nos
acercábamos, el olor a humo se hacía más y más denso. Pasamos de escuchar
el sonido de la madera a los gritos de las personas quemándose vivas, siendo
asesinadas por mercenarios itinerantes.
Asesinar al rey de
Ximul sería una recompensa muy grande. Eso fue lo primero que pensé. El rey
siempre lleva en su carruaje un cofre con dinero para emergencias. Sin embargo
esa vez el rey había dejado el cofre, para llevar un regalo para sus hijos.
No quería que Ruki
viera esa escena tan macabra. Lo intente alejar, pero, simplemente me pidió que
lo dejara buscar al rey, así que solo se me ocurrió una cosa.
-Quédate
aquí. Escóndete. Yo buscare al rey. No me perdonare si te pasa algo.
-No
tardes…
Salí corriendo entre
el fuego y el humo. No veía nada. El fuego era muy alto y el poco sitio que no
era cubierto por el fuego, lo cubría el humo. Me agache para intentar ver algo.
-Aron!
Por aquí! Aron!- El rey! Estaba a unos metros de mí, junto a la reina,
degollada. El rey estaba muy herido. Tenía dos heridas en el estómago y una
herida muy grave en el cuello. Me arrastre lo más rápido que pude hasta el rey
y tome su cabeza.
-Su
majestad. Q-que? Que paso?
-Eso
no importa, Aron. Antes de que me vaya al seno de Airam, tengo que pedirte
algo.
-No
se ira a ningún lado. Aguante un poco, lo sacare de aquí.
-No.
Aron. En el carruaje real hay una compuerta escondida. Debajo del asiento de la
reina. Ahí debe haber una caja con dos cerraduras, en esa caja, están los
regalos para mis hijos. Las llaves las deben tener ellos. No se abre con nada más
que esas llaves. Entrégales el contenido a cada uno. Y cuídalos.
-Lo
hare, pero quédese conmigo.
-Aron.
Ruki te ama demasiado. Y no como un hermano ni como un amigo. Aron. Hazlo feliz
aunque no sea a tu lado. Puede haber dos reyes en el trono…
-Su
majestad… Su majestad!... Ohue!... Tus hijos te necesitan! Ximul te
necesita!
-Y
Ruki te necesita a ti…
Ese fue el fin del rey
Ohue. Pero ahora venía lo peor.
Regrese a donde
estaba Ruki y lo tome de la mano. Rodeamos toda el área del ataque
intentando ver si alguien seguí vivo… necesitaba encontrar a Shuri antes
de que nadie lo hiciese. O que los mercenarios lo hiciesen…
-Aron!-Escuche
gritar desde dentro del bosque.
-Shuri?-Respondí.
-Aron!-grito
de nuevo.
-Shuri!
Dónde estás?
-Aquí!
Aron!
Corrí con Ruki de la
mano, saltando los árboles y esquivando algunos arbustos. Shuri estaba tirada
en el piso. Cerca de un rio, y parecía tener una quemadura bastante grave en el
pierna izquierda. Me precipite a ayudarla y la tome en mis brazos. Corrí hacia
el carruaje del rey por los arbustos, y vimos y escuchamos todo lo que los
bandidos hacían… Vimos como asesinaron a una mujer anciana y torturaban a
un hombre con una flecha en el costado derecho.
Una vez que asesinaron
a todas las personas que podían ver se retiraron, con las pertenencias de las
personas que yacían muertas en un radio de 1km alrededor de nosotros.
Deje a Shuri y a Ruki
escondidos tras un arbusto y me escabullí lentamente hacia el carruaje que
estaba abierto y saqueado. Sin embargo, tenía que ver que la caja estaba bien.
El carruaje estaba
destrozado por dentro. Las telas de los sillones estaban descocidas y rotas, y
la madera estaba quebrada y caliente. Busque en la silla de la silla de la
reina pero no encontré nada, ni un escondite vacío, ni el cofre. Me senté en la
silla de la reina y vi que había una palanca detrás de la silla, en el
espaldar. Una palanca muy pequeña. Hale de ella y está activo un sistema de
poleas muy primitivo pero ingenioso. Un seguro dejo que una compuerta en el
suelo de la silla de la reina se abriese, permitiéndome ver un cofre del tamaño
de cuatro manzanas, tenía dos cerraduras, una con forma de ovalo y otra con
forma de cruz. Intente tomarlo pero parecía estar pegado al fondo de la caja.
Salí de nuevo a buscar a Shuri y a Ruki. Tan pronto como llegue, Ruki se
abalanzo sobre mí y me a brazo, poco después se unió Shuri.
-Temía
que te hubiese pasado algo. No te vuelvas a ir…-Dijo Ruki.
-Dónde
estabas? Estábamos preocupados.-Replico Shuri con un deje de enojo.
-Su
papa le dejo algo. Un cofre. Necesito sacar lo que hay en ese cofre y ustedes
tienen las llaves. Dónde están?
-A
que te refieres?-Pregunto Shuri.
-En
el carruaje, hay un cofre, tiene dos cerraduras y su padre me pidió que les
entregara lo que tiene dentro. Pero necesito las llaves. Dónde están las
llaves?-Pregunte.
-Nunca
nos dijo nada sobre unas llaves. No sabíamos sobre el cofre.-Afirmo Ruki.
-No
tienen la forma de una llave. La cerradura parece tener un ovalo y una cruz.
Puede ser un objeto ordinario.
-Oh…-Susurro
Shuri.
-Qué?
Que paso? Pensaste en algo?-Pregunte.
-Mi
papa me dio a mi un dije con la letra “S” escrita en oro, en un Ovalo de azabache.-Resolvió
Shuri.
-Yo
tengo una cruz de una roca muy rara que encontramos en el rio de la caverna que
encontramos en un viaje hace años.-Reparo Ruki.
-Dónde
están?-Pregunte. De nuevo.
-Yo
tengo siempre mi cruz.-Dijo Ruki, sacando una cruz en un collar colgado en su
cuello.
-La
mía solo la uso en ocasiones muy especiales… Está en el castillo…
-Vamos
a tener que regresar después… vamos.. Regresemos a casa.
-En el carruaje real
el camino desde las fronteras de Ximul hasta el castillo era cerca un día. Sin
embargo, nosotros nos iríamos caminando, y el hecho de que tuviéramos que
cambiar la ruta para evitar toparnos con bandidos en el camino significaba que
el camino podría extenderse hasta tres días…
-Era un camino largo y
tendido. Y no podíamos esperar mucho tiempo. Al día siguiente iríamos caminando
hasta el castillo.
La noche no fue nada
fácil. Shuri no paraba de llorar y Ruki no estaba mejor. Nos juntamos y los
abrase, cada uno en un brazo, Shuri se soltó y puso su cabeza sobre mis
piernas, y Ruki se durmió en mi hombro. No fue la mejor noche que pase, pero
estaba con quienes más amaba en el planeta, y eso me bastaba. Pase la noche
intentando descifrar hacia donde habrían ido los bandidos. El castillo estaba
al noreste de nuestra ubicación, y los bandidos se habían alejado por el lado
este. Nosotros podríamos tomar el camino del lado norte, cruzar las fronteras
de Orem. O podríamos ir por el camino del este, hasta Doku, y pedir transporte
para la realeza, y arriesgarnos a toparnos con los bandidos. Sea como fuere,
tendría que tomar la decisión con ellos. No me arriesgaría a tomar una decisión
por mí mismo sin consultarles.
Al despertarme, de lo
primero que me di cuenta fue que ni Shuri ni Ruki, estaban junto o cerca mío.
Me levante rápidamente y mire a mi alrededor. No pudieron habérselos llevado
los bandidos, habrían hecho algún ruido. Camine hacia la zona del desastre.
Intentando buscarlos. Los vi parados frente a los cuerpos de los reyes, tapados
por una sábana blanca y manchada por la sangre del rey y la reina.
-Ahora
que hará Ximul sin mis padres?-Pregunto Ruki.
-Shuri
se ha preparado todo este tiempo para ser ella quien asuma el control de
Ximul.-Respondí.
-Yo
no quiero el trono…-Respondió Shuri.-No pienso terminar igual que mis padres.
-Qué?-Pregunte.-
Estas hablando en serio? Todo lo que tus padres construyeron, todo lo que
el rey y la reina hicieron por y para ustedes… lo tiraras todo a la basura?
-Tienes
razón. Respondió Shuri con lágrimas en sus ojos. Pero eso significa que tendré
que casarme. No quiero…
-No
tienes que… enséñale al pueblo que puedes gobernar sin nadie a tu lado.
-No
te preocupes… Todo saldrá bien.-Respondió Ruki.
No sé qué pasaría
cuando llegáramos al castillo. Era una decisión bastante grande, pero ambos
sabrían manejarlo.
-Hay
otra cosa que debemos discutir.-Dije mientras los alejaba de esa zona.- podemos
tomar dos caminos. Hacia el norte, o hacia el este.-Dije.
-Hacia
el norte? Tendríamos que cruzar la frontera de Orem.-Replico Shuri.
-Lo
se.-Respondí.
-Pues
vamos por el este.-Dijo Ruki.
-Si
vamos hacia el este, será un camino más corto, pero más peligroso. Los bandidos
se alejaron hacia el este, y es muy probable que acampen en esa dirección…
-Podríamos
evadirlos…-Respondió Shuri.
-Podrían
encontrarnos.-Replique.
-Entonces?-Pregunto
Shuri.
-Lo
dejo en sus manos. Los llevare a casa de cualquier manera.
-Vamos
por el Este.-Dijo Shuri.
-Está
bien.-Respondió Ruki.
-Bien…
Busquemos el carruaje de la comida. Esperemos que no lo hayan saqueado… Aun nos
espera un largo camino…
Después
de buscar y encontrar el carruaje de provisiones, que, por cierto, estaba ya
saqueado, y solo quedaban unas pocas cosas para el viaje, salimos hacia el
camino del este. Nos hicimos a la izquierda del camino, para que la sombra de
los arboles nos cubriera y no nos viéramos desde lejos.
El sol estaba en su
punto más alto. Hacía calor. Carecíamos de agua y cualquier otra bebida. Shuri
se ponía irritable, después de todo está acostumbrada a ser una princesa bien
cuidada. Ruki estaba cansado, no era el tipo de príncipe que se la pasaba fuera,
corriendo y jugando, así que no tenía un físico para caminar todo el día.
Recordé que a la mitad del camino podíamos traspasar un pequeño puente con un
riachuelo. No era muy grande ni profundo, pero tenía agua limpia.
-En
el próximo kilometro debería haber un riachuelo. Podemos descansar allí y
refrescarnos, si quieren.-Propuse.
-Por
favor.- Respondieron simultáneamente.
Ya en el rio, nos
sentamos y descansamos un rato. Me levante para llenar nuestras cantimploras,
y buscar algo de comida en los alrededores. Deje a Shuri y a Ruki en el
riachuelo, para que descansaran y pudieran dormir un poco.
Me adentre en el
bosque, hasta que encontré un arbusto de bayas rojas y frambuesas azules.
Recogí cuantas pude, y regrese al riachuelo, donde me encontré con Ruki.
-Donde
esta Shuri?-Pregunte.
-Esta
más abajo. Lavándose.-Respondió. Mire hacia abajo, y solo logre distinguir una
mancha un poco borrosa de una joven de cabellos oscuros, desnuda, lavándose con
el agua del rio, agua que le llegaba hasta las rodillas, pero parecía estar
sentada o arrodillada, debido a que el agua la cubría hasta la cintura.
-Podemos
hablar?-Pregunto Ruki.
-De
que quieres hablar?
-De
lo que dijiste en el banquete… Era cierto?
-Que?
-Me
amas?-Pregunto.
-Porque
te mentiría?
-No
lo sé…
-Ruki…
Te amo, no lo dudes. Pero ahora, debes pensar en cosas más importantes. Como
que harás al llegar a casa. Al no estar los reyes debes ayudar a tu hermana a
dirigir Ximul.
-Y
tú?-Pregunto.
-Y
yo nada.-Reproche.- Seguiré siendo su amigo, pero en vista de su prematura
ascendencia al trono, supongo que solo podremos estar un par de veces, antes de
que consuman todo su tiempo.
-Cásate
conmigo.
-Qué?-Pregunte.-
Ruki no podemos hacer eso.
-Porque
no?
-No
es justo, quitarle el trono a tu hermana.
-Me
dejaras solo?-Pregunto Ruki.
-Nunca
te dejare solo.
-Demuéstralo!
-Bésame.
Me sorprendió la
reacción tan a tiempo de Ruki. Se lanzó sobre mi boca, tan rápido que casi no
acabo de decir sola palabra.
Sentí como sus brazos
me rodeaban poco a poco. Su lengua jugueteaba con la mía. Sus brazos bajaban
lentamente, hasta mi cintura, y se abrieron paso entre mi camisa, subiendo por
mi espalda, moviéndose hasta mi abdomen y terminando de pararse en mi pecho.
Lástima que Shuri me llamo para que le pasara algo con que secarse, y su vestido.
Se acercaba el
atardecer para entonces y ya habíamos recorrido un par de kilómetros.
Decidí empezar a armar un campamento, donde tuviéramos fuego, comida y
pudiéramos dormir bien. Ruki recolecto algo de madera seca y Shuri de buscar
algunos arbustos con bayas y cosas que pudiéramos comer. Me alegra que no
fueran príncipes orgullosos, o me habría tocado a mí hacerlo todo, y, por
obvias razones, habría tardado el doble haciendo todo ese trabajo. Yo seguí a
un par de conejos y los atrape. La cena estaba casi lista.
Cuando llegue, había
bayas, leña pero nada de fuego, casi anochecía, y ninguno de los chicos sabía
hacer fuego con un par de piedras. O con un palo.
Me desperté en la
noche, hacia frio, pero no tanto como para apagar la fogata. Ni despertar a
Shuri, que estaba a menos de un metro de la fogata.
Escuche que algo se
movía del otro lado de la fogata, no le di mucha importancia, pero por cosa del
destino, decidí darme media vuelta y ver hacia donde se producía el ruido. Vi a
Ruki. Su camisa estaba abierta, su pantalón abajo, su pene estaba erecto y su
mano derecha jugaba con él, con movimientos suaves y fluidos. Su mano izquierda
acariciaba su pecho y pellizcaba sus tetillas. Escuchaba como pronunciaba mi
nombre entre susurros. Su respiración se agitaba cada vez más. Me enamore de su
abdomen lampiño y blanco, comparado con el mío, que tenía una capa de vello no
muy gruesa pero aun así, visible. Me recordó cuando el rey me pidió que lo
viese en sus aposentos, y le encontré desnudo. Me dijo que no le preocupaba que
la gente lo vise desnudo, pero por un asunto de “estética” no podía pasearse
por el castillo desnudo, aunque lo deseaba. Recuerdo que el rey no era muy
musculoso. Su abdomen estaba muy liso, lo único que destacaba era su pecho, que
era grande y tenía una capa de vello muy ligera en él, pero era lo único. Eso
sin mencionar un hermoso pene de 15cm flácido, con mucho vello en el pubis y
también en las piernas. No logre detallar demasiado en él en esa ocasión. Pues
solo estuve en su habitación para que el me pidiera que me encargara de Ruki
mientras el salía de viaje con su esposa. El rey y Ruki son tan parecidos… Su
pecho, sus ojos, su pene… el rey fue protagonista de innumerables de mis noches
de insomnio, mientras “jugaba” conmigo mismo.
No estoy muy seguro de
que fue lo que logro crear una erección en mi pantalón, Si fue Ruki, o el rey.
Sin embargo me gustaba ver como Ruki se tocaba y jugueteaba con su pene. Ruki
empezó gemir suavemente, luego empezó a aumentar. Se tapaba la boca para no
hacer ruido, y segundos después, cuatro disparos de su glorioso semen bañaron
su abdomen, él lo esparció con su mano en todo su pecho y abdomen, se relajó se
quedó mirándome, fijamente, como si supiera que estaba despierto. Se abrocho su
camisa y metió su pene, ya flácido, dentro de su pantalón, se acercó hacia mí y
se acostó junto a mí, y creo que allí se durmió.
El humo en la cara me
despertó. No había pasado mucho desde que salió el sol, Lo podía ver en el
rocío que había en el césped. Lo chicos aún no se levantaban así que decidí
volver a encender la fogata, aunque no creí que pudiera encontrar madera ceca a
esa hora.
Me levante lentamente,
para no despertar a Ruki, que estaba muy cerca de mí. Camine unos metros y me
di cuenta de que Ruki había dejado madera al costado de la fogata, cosa
que me beneficiaba, puesto que el calor de la fogata ya apagada, mantenía seca
la madera, y, a juzgar por la cantidad de humo que salía de la fogata, no había
pasado mucho desde la muerte del fuego. Quite la leña vieja y puse la nueva,
para no hacer ruido, time un palito de madera y empecé a frotarlo contra una
tabla de madera. Tarde un rato en hacer que se encendiera el fuego, pero lo
logre, espere a que estuviera lo suficientemente alto para que nos calentara a
todos, y regrese a mi lugar junto a Ruki, él se despertó cuando me recosté
contra el árbol que había a mis espaldas, tomo mi brazo, y lo puso alrededor de
su cuello.
-Hoy
tienes que lavarte.-Dije.
-No
quiero.-Dijo Ruki,
-Pero
tienes que.-Respondí.
-Porque?
-Tu
sabes por qué.-Dije, mirándolo con una pirada un tanto picara y que desvelaba
mi conocimiento de lo que había hecho la noche anterior. Y sus mejillas se
sonrojaron, lo que me hizo saber que el sabia de lo que hablaba.-No sabía que
lo hacías.
-No
sabía que estabas despierto.
Se quedó mirándome a
los ojos y se acercó a mí, me beso, y puso su cabeza sobre mi pecho, y se pegó
a mí para darnos calor mutuamente. Aun nos quedaba medio día más de camino
hasta la ciudad y cada vez me gustaba besar a Ruki, estar a su lado, dormir con
él. Lo amo.
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