viernes, 28 de agosto de 2015

Ai No Kitai - 1 - La descendencia del rey.

Capítulo 1 – La descendencia del rey.
Año 1502

Shuri y yo fuimos muy amigos desde que hermanos pequeños. Ella se escapaba del palacio de su padre, y corría los altos bajos de Ximul. Mi hogar. Ximul se conformaba por  tres zonas. Los altos de oro, que venían siendo los hogares de los burgueses y comerciantes adinerados. Los altos bajos, que son los mercados y las casas de la gente que no tuvo la fortuna de nacer en familia noble. Como yo. Y por último, El Alto Del Palacio. Hogar de en ese entonces el Rey Ohue, que se pronuncia Ohu. Siempre me castigaban por pronunciarlo mal en la escuela. Y la reina Demá. Y claro su hija Shuri. La princesa. En fin. Nos conocimos un día que se peleó con su padre, el rey, y decidió escapar de casa a los altos bajos de Ximul. Yo estaba robando, digo, comprando  en los mercados. Era de noche, y que una niña de 10 años anduviera sola en los Altos bajos de Ximul era tentar a la suerte del rey. Yo iba caminando a mi casa cuando una joven de pelo castaño oscuro, ojos verdes como las esmeraldas y una piel tan blanca como la escayola, se estrella contra mi persona dejándome al borde del desmayo. Al levantarme me fije en ciertos aspectos que una persona no suele tener en los Altos bajos de Ximul. Primero, su ropa era de seda azul oscuro, tenía un perfume que cualquier ladrón podría oler a trece kilómetros. Tenía pendientes de perla y una cadena que olía a oro puro.
-Cuidado. Si fuera un vendedor creería que me intentas robar. – Dije.
-Lo lamento. Ah… Puedes ayudarme?-Pregunto la joven de ojos verdes.
-Con?-respondí.
-Los guardias me están persiguiendo.-Afirmo ella.
-Rayos. Que hiciste!?-Pregunte.
-Nada malo. Lo juro.
-Espero que sepas moverte por la ciudad niña.-Respondí.
Me lancé a correr por la calle, subí a unas escaleras y vi por dónde venían los guardias. La ayude a subir y corrimos saltando de tejado en tejado, cosa que me sorprendió bastante, teniendo en cuenta que se notaba a kilómetros que era una niña de padres burgueses. No le molestaba ensuciar su vestido de seda ni se preocupaba por lo que pudiera pasarle a sus joyas.
Después de un rato evadiendo a los guardias, escondidos en un tejado de una de las muchas casas de los Altos bajos de la ciudad, logre ver algunos de los guardias que la buscaban, note que eran guardias reales, eso significaba que o había hecho algo muy malo o que era de una familia muy, pero muy pudiente.
Estando en la azotea contamos cosas sobre nosotros y sobre nuestras vidas. Ella me conto que se llamaba Zuri y se escribía Shuri, yo por otro lado me llamo Aron y se escribe Aron…
Ella era un año mayor que yo. Ella tenía 10 y obviamente yo 9.
El tiempo paso, y casi se hacía media noche. Shuri me pidió que la llevara a su casa. Ya sabía que era de familia burguesa, pero no sabía que fuera la princesa en ese entonces.
Nos dirigimos a su casa corriendo por los tejados, hasta llegar a los Altos del palacio, en ese momento me di cuenta de que no era una sirvienta, porque los guardias no perseguirían a una sirvienta, y, si fuese así, porque regresaría? La deducción no era difícil de hacer. Shuri, era la princesa de Ximul.
-Si te preguntan quién eres, solo responde que me encontraste y me traías a casa. Si?-pregunto Shuri.
-No creas que soy tonto solo por ser de los altos bajos. Eres la princesa!
-Shhh!!! Baja la voz!-Susurro.
-Me mataran en cuanto me vean acercarme contigo-Dije.
-No. No dejare que te maten por mi culpa. Solo actúa como si no pasara nada.
-No te volveré a ver ¿cierto?
-Claro que si… Mira. Mañana al alba, ve a los Altos de oro y ve  a una pequeña tienda que se llama La casa del alba, En ella debes encontrar a un ancianito de pelo largo y blanco, con su ropa de sastre. Dile que eres amigo de “Ethunia” y que debes ir a visitarla lo antes posible. Y luego ven al palacio si?
-Y que se supone que debo hacer aquí?
-Si los guardias preguntan, di que vienes a visitarme.
-Segura de que no me mataran?
-Segurísima.
-Bien.
En realidad esta historia no se trata de un romance entre dos niños. Sin embargo creo que debo terminar esta parte de la historia para que comprendan como fue todo desde un principio…
Al alba del día siguiente estaba frente a la casa del alba, aunque suene gracioso.
Tan pronto le dije al sastre que conocía a Ethunia se disparó a conseguirme la mejor ropa. Me trajo una camisa de color blanco con unos gemelos de madera de roble, y un bordado grisáceo que me hacía ver muy varonil, un pantalón negro de una tela gruesa y resistente pero muy cómoda. Me entrego un chaleco de la misma tela del pantalón, del mismo color. Me entrego un par de botas de cuero con un pequeño tacón que me hacía ver un par de centímetros más alto. Termino por entregarme un abrigo largo de cuero también que me llegaba hasta las rodillas.
A diferencia de mi ropa vieja no sabría cómo explicarle a mi madre como la conseguí , no podría decirle que conocía a la princesa y tampoco podría decirle que la robe.
En fin. Fui camino al palacio. Pensé primero en desayunar. Pero me di cuenta que los Altos bajos de la ciudad estaban muy lejos para irme caminando y llegaría muy tarde, así que pensé en que si estaba dentro del palacio no habría tanta seguridad, y podría robar algo de comida dentro.
Me acerque a la puerta principal, donde solía haber entre dos y cuatro guardias
-Buenos días caballero. En que puedo servirle?-Dijo uno de los guardias, lo cual me extraño porque usualmente los veo persiguiéndome o abusando de alguna familia desgraciada.
-Buenos días. Vengo a visitar a la princesa Shuri.
-Tiene invitación?
-Ella debe estar esperándome.
-Usted quién es?
-Aron.
-Solo eso?
-Solo le digo lo que usted necesita saber.
-…Esta bien… supongo.
Después de que el guardia enviara a alguien para avisarle a Shuri, y, que ese alguien regresara después para dejarme pasar, seguí a un guardia por las escaleras que conducían al patio del palacio, y luego a la entrada de este. Subimos por unas escaleras que daban círculos y círculos. Al llegar al final de la torre estaba más mareado que cansado. Podrían haber sido trece pisos? Catorce? En fin. El guardia me dejo en la puerta y yo toque tres veces. A lo que Shuri me abrió y me hizo pasar.
-Si viniste!-Grito Shuri
-Pues me dijiste que lo hiciera…
-Y te ves muy galán…-Me sonroje
-Sí, bueno, esto fue lo que el ancianito de la sastrería me dio.
-Ven te quiero presentar a mis padres.
-QUE!? No, no, no, no!
-Venga! No le vas a tener miedo a mis padres o sí?
-Son los reyes de Ximul. Claro que les tengo miedo! Y si les caigo mal? Y me mandan a decapitar?
-No seas tonto!-Rio.-No te harán nada.
-Bien. Pero lamentaras haberlo pedido!
-Entonces, vamos!
-Salimos de la habitación y bajamos las escaleras de la torre y corrimos por la sala del trono. Pasamos por la cocina y entramos en el comedor, donde estaba solamente la reina Demá.
-Buenos días Shuri, y quien es tu apuesto amigo?-Pregunto la reina.
-Aron, Su majestad.-Hice una reverencia.
-Buenos días Aron. Que los trae por aquí?
-Madre, tengo hambre y nadie llevo el desayuno a mi habitación. Y pensé en desayunar con Aron. Puedo?
-Si él quiere, y puede. Sí.
-Ah. Sí. Será un placer.
Bien. Entonces los dejo.-Dijo la reina, levantándose de la silla con un poco de dificultad. Me di cuenta de que se le dificultaba porque tenía una panza un poco desarrollada y a juzgar por como dejo su plato a medio comer, me di cuenta que estaba embarazada. Sin embargo no había escuchado noticias sobre el embarazo de la reina.
-Majestad. Esta usted embarazada?
-Ah. Sí. Bueno, lo estoy, pero procura no decirle a nadie. Ohue y yo queremos que sea una sorpresa.
-Claro que sí, majestad…
Casi tres meses después de ese encuentro con la reina me había vuelto casi de la familia real. Aunque los reyes no sabían de mi procedencia ni nada en lo absoluto de mí. Supongo que creían que era el hijo de algún conde o de algún noble. Me había vuelto tan cercano a la familia real, que entraba y salía del palacio cuando quisiera. Usualmente almorzaba con la reina o con Shuri y cuando la criada no iba al palacio dejaban él bebe, Ruki, a mi cuidado. Cada día que pasaba con ese niño me gustaba cada vez más cuidarlo. Era rápido, inteligente, tierno y sobretodo le gustaba estar conmigo. Así fue como inicio mi amistad con el príncipe y la princesa. Pero me saltare toda las historias de cómo le enseñamos entre Shuri y yo a caminar, o como me rompí el brazo derecho tras caer por las escaleras de la torre de la princesa. Me saltare a cuando Ruki cumplió 17 años.
Año 1519
Para ese entonces los reyes ya se habían enterado de mi procedencia. De que no era noble. Sin embargo, no me vieron como un enemigo ni nada parecido. Era el mejor amigo de Shuri y también de Ruki.
Estábamos en víspera de fin de año. El rey y la reina, decidieron hacer un banquete para festejar un año más del imperio creciente de Ximul. Yo, por supuesto, estaba invitado. Shuri me acompaño al sastre a conseguirme ropa para el banquete que ofrecía el rey. Salimos de la sastrería y subimos al carruaje de la princesa, pasamos al palacio para llevar a Ruki y salimos al banquete.
Desde hacía semanas atrás había notado que Ruki se comportaba raro conmigo, más tímido de lo normal. Por Dios! Era como su hermano! Le había visto desnudo cientos de veces desde que era bebe hasta que cumplió sus trece años, en esa época solía decir “Me da vergüenza que me veas… Date la vuelta.” Sin embargo pensé que era la cena que lo tenía preocupado. No suele ir a los banquetes que organiza su padre, porque simplemente no se lleva bien con la nobleza. Era del tipo de niño que salía solo a los Altos bajos de Ximul y compraba fruta para él y luego se la regalaba a los chicos más pobres.
Al llegar a las afueras de Ximul, nos encontramos con toda la nobleza de Ximul y  algunos nobles del sur de Rauken. Yo tome asiento como siempre en la mesa, a la diestra del príncipe y el a la diestra de la princesa. Estábamos en el postre de la cena, cuando Ruki me pidió que habláramos en privado. Me levante de la mesa a la par que él, y le seguí. Caminamos mucho, en silencio, en medio del bosque. Cuando Ruki se aseguró que no habría nadie que escuchara lo que íbamos a hablar ni nadie que se paseara por esa zona, se volteo y de golpe me beso como un niño. No fue un beso apasionado, fue un beso inocente, en el que solo nuestros labios se unieron.
-Recuerdas hace meses, me dijiste que me amabas? Que te quedarías conmigo siempre?-Dijo Ruki.
-Ruki… eso fue…-Balbuceé
-Yo te amo. Nunca he sentido nada tan fuerte por alguien como lo siento por ti.
-Ruki. No puedes amarme, yo soy  de los Altos bajos de Ximul, y tú eres un príncipe.
-Pero me amas?-Pregunto Ruki.
-…Si… Desde el día en que te vi. Cuando eras un bebe. Te dormías en mis brazos y quería que fueras mayor para poder escapar contigo.
-Hagámoslo.
-Qué?
-Escapemos. Los dos.
-No puedo escapar contigo y dejar a tus padres sin el heredero varón que necesitan.
-Puede haber dos reyes.
-Ruki. Escúchame. No estás pensando las cosas. Si tu papa se entera de que te amo seguro me decapitaría, y los amo demasiado para hacerle eso a los reyes. A tus padres. A Demá. A Ohue. A Shuri.
-Entonces?
-Entonces… guarda lo que es tuyo.
-Qué? A que te refi….
Bese a ese niño como una persona debe besar. Puse mis manos en sus mejillas, y le dije lo que sentía desde hace tanto en un beso. No me quería separar de él, Sin embargo me separe por tres razones, y una lleva a la otra. Escuche algo o alguien moviéndose en los arbustos. Me limpie la saliva de Ruki, y me fije de dónde provenía el sonido. Me percaté de que olía a humo y que se escuchaba como la madera crujía ante el calor del fuego.
-Hueles eso?
-Humo?
-Sí.
-Que tiene?
-Es hora de que regresemos.
-No. Por favor. No quiero irme.-Acaricie a Ruki en la mejilla y le di un beso en la frente.
-Tengo un mal presentimiento.
Regresamos un poco más rápido de lo que habíamos tardado en irnos,  y mientras más nos acercábamos,  el olor a humo se hacía más y más denso. Pasamos de escuchar el sonido de la madera a los gritos de las personas quemándose vivas, siendo asesinadas por mercenarios itinerantes.
Asesinar al rey de Ximul sería una recompensa muy grande. Eso fue lo primero que pensé. El rey siempre lleva en su carruaje un cofre con dinero para emergencias. Sin embargo esa vez el rey había dejado el cofre, para llevar un regalo para sus hijos.
No quería que Ruki viera esa escena tan macabra. Lo intente alejar, pero, simplemente me pidió que lo dejara buscar al rey, así que solo se me ocurrió una cosa.
-Quédate aquí. Escóndete. Yo buscare al rey. No me perdonare si te pasa algo.
-No tardes…
Salí corriendo entre el fuego y el humo. No veía nada. El fuego era muy alto y el poco sitio que no era cubierto por el fuego, lo cubría el humo. Me agache para intentar ver algo.
-Aron! Por aquí! Aron!- El rey! Estaba a unos metros de mí, junto a la reina, degollada. El rey estaba muy herido. Tenía dos heridas en el estómago y una herida muy grave en el cuello. Me arrastre lo más rápido que pude hasta el rey y tome su cabeza.
-Su majestad. Q-que? Que paso?
-Eso no importa, Aron. Antes de que me vaya al seno de Airam, tengo que pedirte algo.
-No se ira a ningún lado. Aguante un poco, lo sacare de aquí.
-No. Aron. En el carruaje real hay una compuerta escondida. Debajo del asiento de la reina. Ahí debe haber una caja con dos cerraduras, en esa caja, están los regalos para mis hijos. Las llaves las deben tener ellos. No se abre con nada más que esas llaves. Entrégales el contenido a cada uno. Y cuídalos.
-Lo hare, pero quédese conmigo.
-Aron. Ruki te ama demasiado. Y no como un hermano ni como un amigo. Aron. Hazlo feliz aunque no sea a tu lado. Puede haber dos reyes en el trono…
-Su majestad… Su majestad!... Ohue!...  Tus hijos te necesitan! Ximul te necesita!
-Y Ruki te necesita a ti…
Ese fue el fin del rey Ohue. Pero ahora venía lo peor.

Regrese a donde estaba  Ruki y lo tome de la mano. Rodeamos toda el área del ataque intentando ver si alguien  seguí vivo… necesitaba encontrar a Shuri antes de que nadie lo hiciese. O que los mercenarios lo hiciesen…
-Aron!-Escuche gritar desde dentro del bosque.
-Shuri?-Respondí.
-Aron!-grito de nuevo.
-Shuri! Dónde estás?
-Aquí! Aron!
Corrí con Ruki de la mano, saltando los árboles y esquivando algunos arbustos. Shuri estaba tirada en el piso. Cerca de un rio, y parecía tener una quemadura bastante grave en el pierna izquierda. Me precipite a ayudarla y la tome en mis brazos. Corrí hacia el carruaje del rey por los arbustos, y vimos y escuchamos todo lo que los bandidos  hacían… Vimos como asesinaron a una mujer anciana y torturaban a un hombre con una flecha en el costado derecho.
Una vez que asesinaron a todas las personas que podían ver se retiraron, con las pertenencias de las personas que yacían muertas en un radio de 1km alrededor de nosotros.
Deje a Shuri y a Ruki escondidos tras un arbusto y me escabullí lentamente hacia el carruaje que estaba abierto y saqueado. Sin embargo, tenía que ver que la caja estaba bien.
El carruaje estaba destrozado por dentro. Las telas de los sillones estaban descocidas y rotas, y la madera estaba quebrada y caliente. Busque en la silla de la silla de la reina pero no encontré nada, ni un escondite vacío, ni el cofre. Me senté en la silla de la reina  y vi que había una palanca detrás de la silla, en el espaldar. Una palanca muy pequeña. Hale de ella y está activo un sistema de poleas muy primitivo pero ingenioso. Un seguro dejo que una compuerta en el suelo de la silla de la reina se abriese, permitiéndome ver un cofre del tamaño de cuatro manzanas, tenía dos cerraduras, una con forma de ovalo y otra con forma de cruz. Intente tomarlo pero parecía estar pegado al fondo de la caja. Salí de nuevo a buscar a Shuri y a Ruki. Tan pronto como llegue, Ruki se abalanzo sobre mí y me a brazo, poco después se unió Shuri.
-Temía que te hubiese pasado algo. No te vuelvas a ir…-Dijo Ruki.
-Dónde estabas? Estábamos preocupados.-Replico Shuri con un deje de enojo.
-Su papa le dejo algo. Un cofre. Necesito sacar lo que hay en ese cofre y ustedes tienen las llaves. Dónde están?
-A que te refieres?-Pregunto Shuri.
-En el carruaje, hay un cofre, tiene dos cerraduras y su padre me pidió que les entregara lo que tiene dentro. Pero necesito las llaves. Dónde están las llaves?-Pregunte.
-Nunca nos dijo nada sobre unas llaves. No sabíamos sobre el cofre.-Afirmo Ruki.
-No tienen la forma de una llave. La cerradura parece tener un ovalo y una cruz. Puede ser un objeto ordinario.
-Oh…-Susurro Shuri.
-Qué? Que paso? Pensaste en algo?-Pregunte.
-Mi papa me dio a mi un dije con la letra “S” escrita en oro, en un Ovalo de azabache.-Resolvió Shuri.
-Yo tengo una cruz de una roca muy rara que encontramos en el rio de la caverna que encontramos en un viaje hace años.-Reparo Ruki.
-Dónde están?-Pregunte. De nuevo.
-Yo tengo siempre mi cruz.-Dijo Ruki, sacando una cruz en un collar colgado en su cuello.
-La mía solo la uso en ocasiones muy especiales… Está en el castillo…
-Vamos a tener que regresar después… vamos.. Regresemos a casa.
-En el carruaje real el camino desde las fronteras de Ximul hasta el castillo era cerca un día. Sin embargo, nosotros nos iríamos caminando, y el hecho de que tuviéramos que cambiar la ruta para evitar toparnos con bandidos en el camino significaba que el camino podría extenderse hasta tres días…
-Era un camino largo y tendido. Y no podíamos esperar mucho tiempo. Al día siguiente iríamos caminando hasta el castillo.
La noche no fue nada fácil. Shuri no paraba de llorar y Ruki no estaba mejor. Nos juntamos y los abrase, cada uno en un brazo, Shuri se soltó y puso su cabeza sobre mis piernas, y Ruki se durmió en mi hombro. No fue la mejor noche que pase, pero estaba con quienes más amaba en el planeta, y eso me bastaba. Pase la noche intentando descifrar hacia donde habrían ido los bandidos. El castillo estaba al noreste de nuestra ubicación, y los bandidos se habían alejado por el lado este. Nosotros podríamos tomar el camino del lado norte, cruzar las fronteras de Orem. O podríamos ir por el camino del este, hasta Doku, y pedir transporte para la realeza, y arriesgarnos a toparnos con los bandidos. Sea como fuere, tendría que tomar la decisión con ellos. No me arriesgaría a tomar una decisión por mí mismo sin consultarles.
Al despertarme, de lo primero que me di cuenta fue que ni Shuri ni Ruki, estaban junto o cerca mío. Me levante rápidamente y mire a mi alrededor. No pudieron habérselos llevado los bandidos, habrían hecho algún ruido. Camine hacia la zona del desastre. Intentando buscarlos. Los vi parados frente a los cuerpos de los reyes, tapados por una sábana blanca y manchada por la sangre del rey y la reina.
-Ahora que hará Ximul sin mis padres?-Pregunto Ruki.
-Shuri se ha preparado todo este tiempo para ser ella quien asuma el control de Ximul.-Respondí.
-Yo no quiero el trono…-Respondió Shuri.-No pienso terminar igual que mis padres.
-Qué?-Pregunte.- Estas hablando en serio? Todo lo que tus padres construyeron, todo lo que  el rey y la reina hicieron por y para ustedes… lo tiraras todo a la basura?
-Tienes razón. Respondió Shuri con lágrimas en sus ojos. Pero eso significa que tendré que casarme. No quiero…
-No tienes que… enséñale al pueblo que puedes  gobernar sin nadie a tu lado.
-No te preocupes… Todo saldrá bien.-Respondió Ruki.
No sé qué pasaría cuando llegáramos al castillo. Era una decisión bastante grande, pero ambos sabrían manejarlo.
-Hay otra cosa que debemos discutir.-Dije mientras los alejaba de esa zona.- podemos tomar dos caminos. Hacia el norte, o hacia el este.-Dije.
-Hacia el norte? Tendríamos que cruzar la frontera de Orem.-Replico Shuri.
-Lo se.-Respondí.
-Pues vamos por el este.-Dijo Ruki.
-Si vamos hacia el este, será un camino más corto, pero más peligroso. Los bandidos se alejaron hacia el este, y es muy probable que acampen en esa dirección…
-Podríamos evadirlos…-Respondió Shuri.
-Podrían encontrarnos.-Replique.
-Entonces?-Pregunto Shuri.
-Lo dejo en sus manos. Los llevare a casa de cualquier manera.
-Vamos por el Este.-Dijo Shuri.
-Está bien.-Respondió Ruki.
-Bien… Busquemos el carruaje de la comida. Esperemos que no lo hayan saqueado… Aun nos espera un largo camino…
Después de buscar y encontrar el carruaje de provisiones, que, por cierto, estaba ya saqueado, y solo quedaban unas pocas cosas para el viaje, salimos hacia el camino del este. Nos hicimos a la izquierda del camino, para que la sombra de los arboles nos cubriera y no nos viéramos desde lejos.

El sol estaba en su punto más alto. Hacía calor. Carecíamos de agua y cualquier otra bebida. Shuri se ponía irritable, después de todo está acostumbrada a ser una princesa bien cuidada. Ruki estaba cansado, no era el tipo de príncipe que se la pasaba fuera, corriendo y jugando, así que no tenía un físico para caminar todo el día. Recordé que a la mitad del camino podíamos traspasar un pequeño puente con un riachuelo. No era muy grande ni profundo, pero tenía agua limpia.
-En el próximo kilometro debería haber un riachuelo. Podemos descansar allí y refrescarnos, si quieren.-Propuse.
-Por favor.- Respondieron simultáneamente.
Ya en el rio, nos sentamos y descansamos un rato. Me levante para llenar nuestras cantimploras, y  buscar algo de comida en los alrededores. Deje a Shuri y a Ruki en el riachuelo, para que descansaran y pudieran dormir un poco.
Me adentre en el bosque, hasta que encontré un arbusto de bayas rojas y frambuesas azules. Recogí cuantas pude, y regrese al riachuelo, donde me encontré con Ruki.
-Donde esta Shuri?-Pregunte.
-Esta más abajo. Lavándose.-Respondió. Mire hacia abajo, y solo logre distinguir una mancha un poco borrosa de una joven de cabellos oscuros, desnuda, lavándose con el agua del rio, agua que le llegaba hasta las rodillas, pero parecía estar sentada o arrodillada, debido a que el agua la cubría hasta la cintura.
-Podemos hablar?-Pregunto Ruki.
-De que quieres hablar?
-De lo que dijiste en el banquete… Era cierto?
-Que?
-Me amas?-Pregunto.
-Porque te mentiría?
-No lo sé…
-Ruki… Te amo, no lo dudes. Pero ahora, debes pensar en cosas más importantes. Como que harás al llegar a casa. Al no estar los reyes debes ayudar a tu hermana a dirigir Ximul.
-Y tú?-Pregunto.
-Y yo nada.-Reproche.- Seguiré siendo su amigo, pero en vista de su prematura ascendencia al trono, supongo que solo podremos estar un par de veces, antes de que consuman todo su tiempo.
-Cásate conmigo.
-Qué?-Pregunte.- Ruki no podemos hacer eso.
-Porque no?
-No es justo, quitarle el trono a tu hermana.
-Me dejaras solo?-Pregunto Ruki.
-Nunca te dejare solo.
-Demuéstralo!
-Bésame.
Me sorprendió la reacción tan a tiempo de Ruki. Se lanzó sobre mi boca, tan rápido que casi no acabo de decir sola palabra.
Sentí como sus brazos me rodeaban poco a poco. Su lengua jugueteaba con la mía. Sus brazos bajaban lentamente, hasta mi cintura, y se abrieron paso entre mi camisa, subiendo por mi espalda, moviéndose hasta mi abdomen y terminando de pararse en mi pecho. Lástima que Shuri me llamo para que le pasara algo con que secarse, y su vestido.
Se acercaba el atardecer para entonces y ya habíamos recorrido un par de kilómetros.  Decidí empezar a armar un campamento, donde tuviéramos fuego, comida y pudiéramos dormir bien. Ruki recolecto algo de madera seca y Shuri de buscar algunos arbustos con bayas y cosas que pudiéramos comer. Me alegra que no fueran príncipes orgullosos, o me habría tocado a mí hacerlo todo, y, por obvias razones, habría tardado el doble haciendo todo ese trabajo. Yo seguí a un  par de conejos y los atrape. La cena estaba casi lista.
Cuando llegue, había bayas, leña pero nada de fuego, casi anochecía, y ninguno de los chicos sabía hacer fuego con un par de piedras. O con un palo.
Me desperté en la noche, hacia frio, pero no tanto como para apagar la fogata. Ni despertar a Shuri, que estaba a menos de un metro de la fogata.
Escuche que algo se movía del otro lado de la fogata, no le di mucha importancia, pero por cosa del destino, decidí darme media vuelta y ver hacia donde se producía el ruido. Vi a Ruki. Su camisa estaba abierta, su pantalón abajo, su pene estaba erecto y su mano derecha jugaba con él, con movimientos suaves y fluidos. Su mano izquierda acariciaba su pecho y pellizcaba sus tetillas. Escuchaba como pronunciaba mi nombre entre susurros. Su respiración se agitaba cada vez más. Me enamore de su abdomen lampiño y blanco, comparado con el mío, que tenía una capa de vello no muy gruesa pero aun así, visible. Me recordó cuando el rey me pidió que lo viese en sus aposentos, y le encontré desnudo. Me dijo que no le preocupaba que la gente lo vise desnudo, pero por un asunto de “estética” no podía pasearse por el castillo desnudo, aunque lo deseaba. Recuerdo que el rey no era muy musculoso. Su abdomen estaba muy liso, lo único que destacaba era su pecho, que era grande y tenía una capa de vello muy ligera en él, pero era lo único. Eso sin mencionar un hermoso pene de 15cm flácido, con mucho vello en el pubis y también en las piernas. No logre detallar demasiado en él en esa ocasión. Pues solo estuve en su habitación para que el me pidiera que me encargara de Ruki mientras el salía de viaje con su esposa. El rey y Ruki son tan parecidos… Su pecho, sus ojos, su pene… el rey fue protagonista de innumerables de mis noches de insomnio, mientras “jugaba” conmigo mismo.
No estoy muy seguro de que fue lo que logro crear una erección en mi pantalón, Si fue Ruki, o el rey. Sin embargo me gustaba ver como Ruki se tocaba y jugueteaba con su pene. Ruki empezó gemir suavemente, luego empezó a aumentar. Se tapaba la boca para no hacer ruido, y segundos después, cuatro disparos de su glorioso semen bañaron su abdomen, él lo esparció con su mano en todo su pecho y abdomen, se relajó se quedó mirándome, fijamente, como si supiera que estaba despierto. Se abrocho su camisa y metió su pene, ya flácido, dentro de su pantalón, se acercó hacia mí y se acostó junto a mí, y creo que allí se durmió.
El humo en la cara me despertó. No había pasado mucho desde que salió el sol, Lo podía ver en el rocío que había en el césped. Lo chicos aún no se levantaban así que decidí volver a encender la fogata, aunque no creí que pudiera encontrar madera ceca a esa hora.
Me levante lentamente, para no despertar a Ruki, que estaba muy cerca de mí. Camine unos metros y me di cuenta de que Ruki había dejado madera  al costado de la fogata, cosa que me beneficiaba, puesto que el calor de la fogata ya apagada, mantenía seca la madera, y, a juzgar por la cantidad de humo que salía de la fogata, no había pasado mucho desde la muerte del fuego. Quite la leña vieja y puse la nueva, para no hacer ruido, time un palito de madera y empecé a frotarlo contra una tabla de madera. Tarde un rato en hacer que se encendiera el fuego, pero lo logre, espere a que estuviera lo suficientemente alto para que nos calentara a todos, y regrese a mi lugar junto a Ruki, él se despertó cuando me recosté contra el árbol que había a mis espaldas, tomo mi brazo, y lo puso alrededor de su cuello.
-Hoy tienes que lavarte.-Dije.
-No quiero.-Dijo Ruki,
-Pero tienes que.-Respondí.
-Porque?
-Tu sabes por qué.-Dije, mirándolo con una pirada un tanto picara y que desvelaba mi conocimiento de lo que había hecho la noche anterior. Y sus mejillas se sonrojaron, lo que me hizo saber que el sabia de lo que hablaba.-No sabía que lo hacías.
-No sabía que estabas despierto.

Se quedó mirándome a los ojos y se acercó a mí, me beso, y puso su cabeza sobre mi pecho, y se pegó a mí para darnos calor mutuamente. Aun nos quedaba medio día más de camino hasta la ciudad y cada vez me gustaba besar a Ruki, estar a su lado, dormir con él. Lo amo.

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