miércoles, 19 de agosto de 2015

Kindan No Koi - XVIII - Indicios de locura.

Me desperté. Estaba Eliot dormido sobre la cama, pero no vi a Oscar. Pensé que estaría en el baño.
Me levante, desnudo, pero sin signos de que mi trasero hubiera sido brutalmente expandido la noche anterior, lo cual me pareció raro, debido al dolor que me había provocado la noche anterior. El hecho de que no me doliera en la mañana, al caminar o al sentarme me pareció bueno, o mejor dicho, curioso.
Me puse un pantalón y una camisa de tirantes. Me sentía desnudo, debido a que no tenía ropa interior, pero me parecía excitante.
Pase a la habitación de Brian y toque dos veces con los nudillos.
-Si?- Escuche del otro lado de la puerta.
-Me dejas entrar?
-Ah… Ya voy- Dijo, y justo después empezaron a sonar una serie de golpes de vidrio chocando y la madera de la puerta, seguido del rechinido de la perilla.
-Hola-Dijo
-Cómo estás?-Respondí
-Bien y tú?
-Bien. Gracias. Esta Oscar por aquí?...-Pregunte.
-Sí.
-Puedo hablar con él?
-Bueno, es que anoche bebimos demasiado y no se ha podido ni levantar.
-Qué?
-Sí. Lo lamento, me dijo que no te dijera nada porque no te gusta que el beba. Pero ya que eres su novio creí que sería conveniente que supieras.
-Déjame hablar con él.
-Claro, pero no va a despertar.
Brian abrió más la puerta, dándome paso para entrar. Había alrededor de quince botellas de cerveza, dos de whisky, una de Ron, tres de tequila, otras dos de vino y solo conté nueve botellas de bebidas energéticas.
-Oh por Dios…
-Lo lamento, en serio, las tenía escondidas en mi maleta pero el se puso a buscar y las encontró, y luego no lo pude detener.
-Todo esto lo trajiste en tus maletas?
-No…. Las de cerveza las compramos afuera…
Me acerque a Oscar y empecé a zarandearlo para que despertase
-Oscar. Despierta. Oscar?-Estuve zarandeándolo cerca de treinta minutos. No se movió. No gimió. No ronco. Lo único que hacía era respirar. Suave y tiernamente.
-Bueno. Tenías razón. No dejes que vuelva a beber!
-Claro. No lo volveré a hacer. Lo siento.
-No importa. Nos vemos en un rato.
Salí de la habitación y entre en la nuestra. Vi a mi tío acostado. Me di cuenta de que tenía una pijama puesta, algo que no debería estar así. La noche anterior se había acostado desnudo, y no es posible que se haya levantado a vestir, ya que, lo eh visto demasiadas veces desnudo y él me ha visto desnudo a mí, así que no hay problema en que nos despertemos desnudos, así que no tiene sentido que se levante a vestirse.
El hecho de la extraña borrachera de Oscar, la ropa de mi tío y el hecho de que no me doliera el culo después de anoche me hicieron pensar: y si todo esto fue un sueño? Y si todo esto no fue más que una ilusión? Una horrible y retorcida ilusión de mi cabeza? Si era así tenía que hablarlo rápido. Tenía miedo de que estuviera confundiendo los sueños con la realidad. Si continuaba así, llegaría un punto en el que no supiera si la realidad era sueño o viceversa, y eso, en definitiva sería un problema.
-Tío-Dije moviéndole el hombro ligeramente.-Estas despierto?
-Ahora si…-Dijo- Que sucede?
-Recuerdas lo que hicimos anoche?
-Qué?
-Recuerdas lo que me hiciste anoche?
-Nene, apenas llegaste te dormiste. Te perdiste la cena y la borrachera más bestial de la vida. Para ti no hubo noche.
-Ah… Si, tienes razón.-Dije con el tono más calmado que pude.-Tío, si tú me metieras el puño me dolería?
-Si te metiera el puño dónde?-Dijo mientras se incorpora y se desperezaba.
-Tu sabes…
-Si… la primera vez sí. Por qué?
-Y la segunda?
-Si lo haces mucho después de la primera si. Pero porque la pregunta?-Pensé en que si me dolía que me la metiera de nuevo significaría que anoche no había pasado nada. Pero si no me dolía tanto como anoche significa que los tres se confabularon para hacerme creer que no había pasado nada anoche. Sea lo que decidiera, tenía que hacerlo antes de que Oscar se despertara.
-Y podrías hacerlo?
-A ti?
-Si.
-Nene, eso duele bastante. No creo que quieras.
-Por favor. Si?-Dije con toda la ternura que podía tener.
-Seguro?-Dijo mi tío, dudoso.
-Pásame la crema que está en el baño.
Me levante y corrí al baño, y agarre la crema. Cuando regrese mi tío había tendido la cama a medias y estaba sentado en la cama. Dio unas palmaditas en la cama para que me sentara, y me pidió que me desvistiera.
-Ponte a cuatro patas-Dijo. Yo obedecí y me puse a cuatro patas. Desnudo. El empezó a untar crema en todo mi culo  y empezó a jugar con mis testículos. Los acariciaba con una gran delicadeza y destreza. Puso sus dedos en la entrada de mi ano y empezó a meterlos. Al principio eran dos, luego tres y estuvo así casi por diez minutos.
-Estas seguro? Aun podemos continuar sin hacer eso.
-No. Hazlo. Por favor.
Sentí como ponía el cuatro dedo y empujaba hacia adentro, abriéndose paso a mi interior. Dolía. Mucho. Casi tanto como la noche anterior. Un dolor punzante y continúo. Sentía como su mano entraba lentamente en mi intestino. Quería gritar. Rogaba que terminara. El dolor crecía más y más. El dolor de la noche anterior parecía un susurro lejano de la tormenta que tenía ahora mismo. Un vestigio de lo que había podido ser placer.
-Te duele?-Pregunto Eliot. Pensé en que si le decía que si se detendría.
-Un poco. Pero me gusta.
-En serio?
-Sí.
Fue un error haber dicho eso. Apresuro el paso y empezó a girar la muñeca, como enroscando su mano dentro mío. Empezó a transformarse el dolor, y empezaba a sentir placer, muy leve, pero placer. Gire mi cabeza hacia Eliot y lo vi totalmente desnudo, masturbándose rápidamente.
-Listo. Esta toda dentro. Ya puedo sacarla?
-Porque tanta prisa?-Pregunte.
-Siento que te estoy haciendo daño.
-Está bien. Sácala. Pero con el puño cerrado.
-Qué? Te va a doler mucho más.
-Lo sé. Solo hazlo.
-No, David te voy a hacer mucho daño.
-Tío por favor. Solo hazlo.
-No! No quiero que después Oscar se enoje conmigo por haberte lastimado.
-Qué quieres a cambio?
-Nada.
-Y si llamamos a Oscar y nos divertimos antes de salir?
-No, por favor.
-Si me lastimas le diré a Oscar que yo quería.
-Pero porque?
-Porque siempre que ustedes me lo hacen me duele. Ya no quiero que me duela.
-En serio te duele?
-Si. Bastante. Pero si haces lo que te pido no me volverá a doler.
-Pero…
-Si lo haces, te prometo que siempre que quieras y Oscar este de acuerdo hare lo que tu quieras. Si?
-Está bien… Pero solo si me acompañas hoy.
-Está bien… solo hazlo.
Sentí como su puño se cerraba, causando que mi pene diera un salto. Empezó a salir, y el dolor regreso. Punzante. Sentía la forma de su mano, y sentía como se movía, como expandía mi ano causándome una mezcla de dolor y placer.
Una vez que salió me senté en la cama y me empecé a masturbar como loco. Hasta que me corrí en mi abdomen y mi tío se corrió en el abdomen de él.
Pensé durante casi una hora. Me había dolido no solo como la noche anterior, si no que había hecho que ese dolor hubiera parecido un simple cosquilleo. Lo que había pasado anoche. Fue un sueño. Un sueño que debía empezar a asustarme.
Cuando despiertas después de un sueño por más real que parezca te das cuenta de que es un sueño, pero ese sueño no había parecido un sueño de ninguna manera. Lo veía nítido en mi cabeza. Como si fuera real. O como si hubiera sido en una película. Sentí como una mano se apoderaba de mi abdomen mojado y sucio de semen, y empezaba a jugar con el semen.
-Porque no esperaste a que llegara?-Pregunto Oscar.
-Estabas dormido.
-Perdona.
-Por?
-Por haber bebido tanto.
-Tranquilo. Solo no lo vuelvas a hacer.
-Podemos?
-No bebe. Ahora ya no tengo ganas.
-Ah… entonces tendré que masturbarme?
-Si quieres yo puedo hacerlo.
-No mi vida. Me iré a bañar. Y después iremos a desayunar tu y yo vale?
-Está bien. Tengo que contarte algo.
-Claro.
Oscar se metió a la ducha y tras un par de minutos se escuchó como empezaba a caer el agua de la ducha.
Mi tío entro por la puerta y se quedó mirándome con cara de lastima. Con una sonrisa en el rostro. Tomo una toalla y me empezó a limpiar el pene y el abdomen, y me puso la toalla en la mano para que me la limpiara.
-Recuerda que me acompañaras hoy en la tarde. Vale?
-Si…Gracias-Dije
-Por?-Pregunto
-Por hacerlo.
-Porque querías que lo hiciera?
-No importa.
-Bueno… si eso crees.
Después de haber salido Oscar y tras varios intento de seducirme y desnudarse para que hiciéramos el amor, que yo me duchara y me vistiera y tras juegos de Oscar, y tras un extraño ataque de cosquillas entre mi tío y Oscar. Bajamos a desayunar. Solo Oscar y yo.
-Que vas a pedir?-Pregunto.
-Lo mismo que tu-Respondí.
-Ah… y si pido un plato de mierda?
-Qué asco…
-Dijiste que lo pedirías también.
-Quiero hablar de algo serio contigo.
-Ok. Dime.
-Desde hace unos meses, eh tenido unos sueños extraños. En los que tú me sueles hacer daño. Me gritas o me empujas. Me dices que no me quieres.
-Yo nunca haría eso.
-Lo sé. Pero no es eso lo que me preocupa. Es que son muy constantes. Y a veces se tornan reales. Y anoche soñé. Algo horrible.-No quise decirle a Oscar que había soñado. No quería preocuparlo más.-Y fue tan real. Que no logre distinguir entre el sueño y la realidad. Crei que si había pasado.
-Y como descubriste que era un sueño?
-Le pedí a Eliot que hiciera algo para darme cuenta. Ese no es el punto. Oscar, tengo miedo.
-Mi vida-Me dijo, mientras me agarraba la mano.-Mientras que yo esté aquí no debes tener miedo. Quieres que vayamos a un psicólogo?
-Y si me dicen que estoy loco?
-Me encantaría tener un novio loco.
-No bromeo. No quiero quedar en un manicomio.
-Ok hagamos lo siguiente.
-Iras una sola vez a ver al psicólogo y luego si no quieres no vas. Te prometo que nunca te voy a dejar. Y menos en un manicomio.
-Te amo.
-Yo también.
Desayunamos, y el me compro un parquecito  de chocolate y subimos a la habitación. Nos encontramos con Brian y con Eliot jugando a las cartas y ya que ninguno de los dos sabía jugar nos sentamos a ver. Dio la una de la tarde en el reloj y Eliot me hizo una seña para que nos fuéramos.
-A dónde van?-Pregunto Brian
-Voy a ver a un amigo, y David me va a acompañar.
-Ah… no tarden.  Que vamos a almorzar en casa de Adriana, y Josué va a pasar por aquí a las tres…-Dijo Oscar.
-Vale, mi amor.
Salimos y nos dirigimos hacia un taxi, subimos y nos dirigimos a la dirección que mi tío había dado. Al llegar había un edificio de bienes raíces y supuse que estaba comprando otra casa. Claro que la casa que tenía estaba chamuscada así que obviamente se iba a comprar una casa nueva. Nada más llegar entramos en una habitación bastante grande, iluminada por cuatro lámparas que colgaban en el techo, y varias lamparitas en las paredes. Caminamos derecho y entramos por una puerta que había a la derecha del mostrador. Mi tío saludo a la secretaria con una cabezada muy sutil, que, si no hubiera estado atento posiblemente no la habría notado. Después de cruzar por esa puerta llegamos a una sala  un poco pequeña con dos puertas un escritorio y dos sillas frente a ese escritorio, junto a la puerta por la cual habíamos acabado de entrar había un par de sofás para dos personas. En el escritorio había un hombre de cabello negro, con lentes y una expresión dulce, casi infantil, estaba vestido de traje de corbata y tenía una pluma en la mano.
-Hola Eliot.
-Hola Adrián. Como estas?
-Muy bien. Gracias. Y tú?
-Muy bien. Te presento: Mi sobrino
-Mucho gusto. David-Dije
-Ho pero si es muy educado!-Dijo él.
-Gracias.
-Por nada.
-Eh!. Tiene novio no le estés intentando conquistar.
-Ah es de los nuestros?
-Sí. Déjalo quieto. No lo traje para eso.
-Ok. Veo que vienes a negociar, cuéntame que tienes en mente. Ya decidiste que diseño te gusta más?
-Para eso lo traje a el
-Ah ya veo.- Dijo Adrián.-Supongo que debe ver los diseños que tengo no?
-Obviamente.-Respondió Eliot.
-Bien dame un segundo.-Dijo Adrián mientras se levantaba de la silla. Se dirigió a la puerta que estaba a mi derecha. Quería saber de primera mano que era lo que pasaba, pero ya sabía que pasaba. Mi tío me había llevado para que escogiera su nueva casa. Pero había muchas cosas que no me había dicho.
Adrián salió de la habitación en la que estaba y se sentó en la mesa. Llevaba bastantes libros de fotografías  y cada uno de los libros tenía alrededor de noventa hojas y entre esas noventa hojas había entre seis y diez separadores.
-Nene. Te contare lo siguiente: ya que tus papas se separaran y tus padres acordaron que tu mama se quedaría con tus hermanos y tu papa contigo, decidí que no podía dejar que se perdiera la oportunidad. Jean Pierre se ira a Londres a estudiar durante algún tiempo, y no quiero pasármela solo. Así que decidí comprar otra casa en la que vamos a vivir tu yo y Natán. Claro si aceptas.
-Mi papa sabe?
-Fue él el que me dio el permiso de preguntarte.
-Pero y Oscar?
-Me encargue de escoger las casas que están más cerca de él. Algunas en su barrio.
-Eres así de cuidadoso con todo?
-Solo cuando me interesa algo.
-Vale. Por mi está bien.
-Si? Seguro?
-Claro que sí. Digo. Porque no? Será divertido.
-Vale ya que los dos se pusieron de acuerdo pueden escoger? Ya son casi las dos y tengo hambre.
Estuvimos casi por tres horas viendo casas las había grandes, pequeñas, altas, lujosas y otras bastante discretas. Pero me gusto una de un piso que estaba unas calles de la casa de Oscar, de hecho estaba a dos calles de su casa. Era grande, tenía un patio largo y la casa de por si era grande pero acogedora y muy bien acomodada. Tenía tres habitaciones, tres baños  y piscina. Era la casa más hermosa que había visto. Y era una de las más baratas. Claro que, eso fue solo una coincidencia.
De regreso al hotel mi tío estaba algo inquieto, parecía que hubiera asesinado a alguien y hubiera escapado de la policía.
-Que sucede?-Pregunte.
-Te voy a contar esto porque te quiero.-Dijo.-El incendio no fue accidental. De hecho si fue accidental pero ya lo había planeado.
-Como puede ser accidental algo que habías planeado?
-Es que no habías encendido el horno antes de irnos.
-Qué?
-Cuando terminamos baje y encendí el horno y lo puse al máximo, y cuando empecé a ver que salía humo no lo intente apagar.
-Porque?
-Porque siempre he estado lejos de todos ustedes. Y que ustedes hayan venido a vivir conmigo me ha sentado muy bien. Me he divertido y me siento mucho mejor que antes. Así que decidí quemar la casa para cobrar el seguro y poder comprar otra casa más cerca de ustedes.
-Porque no vendiste la casa y ya?
-Porque tardaría demasiado en encontrar un comprador. Además la casa estaba asegurada por el mismo precio por el que la compre. Si la vendía, la habría vendido por menos que eso.
-Bueno, tienes razón. Supondré que no estás loco solo porque te sientes mejor con nosotros cerca.-Dije.
-Gracias-Dijo y me dio un beso en la mejilla.
Al regresar al hotel recibimos una llamada: Adrián.
-Eliot. Me complace informarte que eres dueño de la casa que David eligió. Y que quedaste con la mitad del seguro para reponer las cosas que se perdieron en el incendio. Necesito que me hagas llegar una lista de las cosas que se perdieron en el incendio para que pueda mandarlas a comprar y que podamos re-amoblar tu nueva casa.
Esas fueron sus palabras exactas. Al día siguiente fuimos a la casa, para echar un vistazo. La casa estaba medianamente amoblada. Tenía toda una cocina de lujo, TV, sofás muy bien decorados, comedor, sala y algunas cosas más. Mandamos a comprar las camas y las cosas para las habitaciones. Para la habitación de Eliot pedimos una cama doble y una TV que colgara en la pared. Y las mesas de noche que van a cada lado de la cama. Esa fue la habitación más sencilla. Para mi habitación pedimos una cama doble de agua y un mueble para guardar cualquier tontería que se me ocurriera, y para poner una TV encima, la cual fue una de plasma y unas sillas de arena. Y para la habitación de Natán pedimos una cama simple, ya que no tenía pareja, o no una que conociéramos o que el presumiera, una tv de plasma igual a la de Eliot y mía y una silla de arena como la mía pero en otro color.
Ese fue un día productivo. Fue un día muy productivo. Y no tuvimos mucho sexo en esos días. Tal vez porque Eliot y yo estábamos fuera todo el tiempo o porque cuando llegaba al hotel caía rendido y me dormía. Fuera lo que fuese me parecía divertido el hecho de que Oscar me suplicara sexo cada vez que yo llegaba. Tenía que quitarle esa mala costumbre de tener sexo todos los días. Cuando iniciáramos la escuela no podríamos acostarnos tarde por estar follando y haciendo de las nuestras o sí?
Había pasado casi una semana desde el “incendio” y digo “incendio” porque no sé si debo llamar incendio a algo que fue inducido. Eso sería más como “quemar tu propia casa con la mitad de integrantes de esta dentro, para poder comprar una casa nueva”. En cualquier caso creí que sería oportuno decirlo ahora. Mi tío y yo decidimos pasar a casa de Adriana con Oscar para darles las buenas nuevas. Brian se había regresado a casa el mismo día que fuimos a ver la casa por primera vez. Estábamos en el taxi cuando me entro un mensaje de texto. <>  En el mismo momento donde cerré mi móvil, el taxi se detuvo frente a la casa. Mi tío pago, y bajamos del taxi.
Estábamos cenando, muy felices, y en medio de un silencio incomodo mi tío dijo.
-Ya la compramos.
-Qué?-Dijo mi papa.
-La casa.-Respondí.
-En serio?-Dijo Natán.
-Si.- Respondimos mi tío y yo, simultáneamente.
-Cuando podemos ir a verla?-Pregunto Natán.
-Verla? No. Vamos a ir a dormir en ella-Respondió Eliot.
-Ya está lista y amoblada completamente.-Dije.

Pasamos por el mismo edificio de bienes raíces por el que habíamos pasado anterior mente. Entramos y pasamos junto al escritorio donde mi tío hizo exactamente lo mismo que la vez anterior: Dio una cabezada a la secretaria, muy sutil y pasó a la habitación de Adrián. Allí recogimos cuatro copias de las llaves de toda la casa. Y regresamos al taxi que nos estaba esperando. Pasamos por un concesionario que estaba cerca y mi tío dijo que no regresaríamos en taxi.
Nos detuvimos frente a la casa con una minivan negra con vidrios polarizados. (Recuerdan cuando les dije que a mi tío le gustaba despilfarrar el dinero? Creían que era broma no?) Nos bajamos y nos acercamos a la puerta, entramos y cada uno de nosotros corrió a ver su habitación, Natán se vio un poco desconcertado al ver que teníamos camas dobles excepto el. Y después de cavilar un rato y darse cuenta que no tenía novia se resignó y le quito la importancia. Ahora que lo pienso; Eliot tampoco tenía pareja, o ninguna que yo conociese, pero es el dueño de la casa, así que puede hacer lo que le dé la gana. Al acostarme en la cama junto a Oscar el automáticamente empezó a toquetearme e intentar subirse sobre mi para hacer nuestra “rutina diaria”.
-Venga déjame ver la tele.-Dije
-Por favor, podemos verla después.-Dijo Oscar.
-Lo se pero no tengo ganas.
-Pero hace dos días que no hacemos nada. Me estas matando!
-No seas melodramático.
-No lo soy. Podemos hacerlo? Por favor?
-Solo si me demuestras que no necesitas hacerlo para vivir.
-Pero si lo necesito para vivir.
-Pero si yo lo hago demasiado me muero.
-Entonces lo hacemos día de por medio?
-Oscar!
-Ok. Entonces dime, como te lo demuestro?
-Si pasas los siguientes siete días sin pedirme que hagamos el amor y sin masturbarte  lo haremos por dos días sin parar. Pero solo si haces lo que te pido, si? Lo harás? Por mí?-Dije, mientras me acercaba a él le empezaba a dar pequeños besos en los labios.
-Pero lo podemos hacer hoy? Y a partir de mañana empiezo, si?
-Está bien.-Dije sentándome sobre su abdomen.-Pero después de lo que te voy a hacer vas a desear que me detenga.
-Espero que lo cumplas.-Dijo Oscar.

Debo decir que esa fue la noche más erótica y divertida de toda mi vida. Fue muy divertido ver como Oscar me suplicaba que me quedara acostado. “no más, mi vida, estoy cansado” “me está doliendo el abdomen, mi vida, detente.” “mi amor, me vas a dejar seco si seguimos así” Yo cumplí mi palabra, y Oscar debía cumplir la de él. Siete días sin sexo ni pajas…

No hay comentarios.:

Publicar un comentario