miércoles, 19 de agosto de 2015

Kindan No Koi - XXI - El inicio del final.

Me apresure a la puerta y le pregunte al guardia si ya había llegado Oscar, dijo que había escuchado que hubo un problema con la familia de uno de los pacientes de la habitación 42, mi habitación, pero que no había escuchado nada más. Las cosas iban de mal en peor, primero la cuchara, después lo que dijo el guardia, que seguiría? Eliot vendría a decirme que mi novio había sido asesinado brutalmente?
-Puedes relajarte?-Dijo Jax, por primera vez en mi estadía en la habitación.-Me empiezas a estresar.
-L-Lo lamento.-Dije, y me senté en el borde de mi cama, mirando hacia la cuchara. Jax levanto la cara y me miro, y luego volvió a tirarla sobre la almohada.
-Que le sucede al nene de papi y mami?
-Huh?
-Qué te pasa? Porque estás aquí?
-Oh… golpee a mi psicólogo, después de haberme diagnosticado, digamos que “peligroso”.
-Ah! Lo golpeaste? Y supongo que el ordeno que te trajeran aquí antes de que hicieras daño a alguien más?
-Si…
-Debiste haberlo asesinado cuando tuviste oportunidad…
-Sí, eso pensé.
-Qué bueno! Menos mal que te diste cuenta, de lo contrario tendría que llamarte idiota por el resto de tu estadía en nuestro humilde hogar.-Dijo Jax con un tono un tanto burlón.
-Y tú?
-No quieres saber no preguntes….
-Ok…
En eso, llego el guardia y me aviso que había llegado alguien a verme. No sé qué era más grande, el miedo a quien estuviera esperando, o la felicidad de un rostro conocido.
Salí de ahí y  me guie con el guardia hacia una sala blanca, con un vidrio polarizado. Estilo habitación de interrogatorio oficial. Allí estaba mi papa. Pero no era la persona que esperaba ver.
-Hola.-Dijo mi papa sin levantarse.
-Hola.-Respondí.
-N-No…
-No?...
-Hijo. No te puedo sacar de aquí.
-Qué?
-Se volvió un problema legal. No te puedo sacar de aquí…
-P-Porque?
-El estado no me permite sacarte. Creen que tienes un Trastorno en un estado muy avanzado. Puede ser peligroso.-Dijo bajando la mirada a la mesa. No sé si estaba avergonzado, triste o que sentía. Y eso era lo más duro.
-Pa’ mírame. Mírame! No soy un enfermo mental… JOSUE! MIRAME O TE JURO QUE….-Dios míos. Desearía nunca haberme dado cuenta de eso. De que si era un enfermo mental. Esa ira subiendo de nuevo por mi espalda. Las ganas de posar mis manos alrededor de su cuello y apretar con toda mi fuerza… ahora comprendo a que se refería con peligroso. Le pedí al guardia que me sacara de allí, no sin antes decirle a mi padre “Trae a Oscar. Por favor”
La hora siguiente me senté y vi como Jax me miraba fijamente. No sé si  me miraba analizándome, o me miraba para fastidiarme. Me miro hasta que un guardia entro y me dijo que tenía que presentarme a una “revisión médica”. Me levante y me dirigí al guardia. Me guio hasta una habitación, en donde me dijo que entrara y se quedó fuera. Gracioso. Nunca me dejaban solo, a menos de que fuera en mi habitación, con Jax. Creo que debí haberme prevenido, pero no lo hice.
Entre en la habitación y me recibió un doctor. 1,75 tal vez, grande pero no gordo, más bien fuerte. Muy fuerte. Ojos azules, pelo castaño oscuro y piel blanca como la nieve, me pidió que me sentara en la cama. Obedecí.  Hizo lo que un doctor normal haría, me reviso la boca, garganta, ojos, oídos, nariz, cuello. Y me pidió que me quitara la “camisa”, a lo cual obedecí, me reviso la respiración y el corazón. Y entonces, empezó el juego. Pellizco mis tetillas con suavidad y le pregunte “Que hace?” a lo que respondió “mi trabajo, relájate” supongo que él creía que a pesar de estar enfermo de la cabeza no podía distinguir entre una revisión médica y un intento de excitarme, pero podría ser yo. Verdad? Me pidió que me terminara de desnudar, y me reviso los dedos de los pies, las piernas, me descapullo el pene y abrió la uretra, intentando ver en su interior, me pregunto cada cuanto me rasuraba el vello púbico, pensé en que eso lo solía hacer Oscar una vez a la semana, en las mañanas, y respondí eso, una vez a la semana. El doctor me pidió que me parara y que me pusiera sobre una balanza. Me midió y peso. Luego me pidió que me inclinara sobre la cama, “Ahora viene una parte incómoda para el paciente. Un examen de próstata.” Que gracioso. Esperaba que me diera risa cuando empezara hacerlo. Me incline sobre la mesa como me pidió y mire hacia la pared, puso algo sobre la entrada de mi ano, y sentí como entraba, pero no era un examen de próstata. Eso se suele hacer con la mano, él lo estaba haciendo con algo más grueso y largo. Y ni un pulgar podía lograr llegar tan dentro, ni causarme dolor al entrar. Quería girar mi mirada hacia atrás, pero tenía miedo de que estuviera pasándome lo que creía que pasaba. Pero supongo que después de veinte minutos de “Examen” y de que terminara dentro de mí, haber visto que era poseído por alguien que no era mi amado Oscar, habría sido un simple cosquilleo en mi estómago.

Regrese a la habitación y Jax estaba parado de cabeza sobre su cama. Tan pronto me senté en mi cama me llamo de nuevo el guardia. Había visitas.
Me encamine a la sala donde estaba la visita, entre en la habitación y mi rostro se ilumino.
-Mi vida.-Dijo Oscar, levantándose de la silla y corriendo a abrazarme.
-Oscar. Mi amor.- Lo bese con todas las ganas que pude, haciendo que un beso tierno se convirtiera en la más dulce caricia que podía darle. Mi lengua acariciando la suya, nuestros labios entrelazados, nuestras respiraciones entre cortadas.

-Sácame de aquí.
-Mi vida. Golpeaste al psicólogo justo después de que  advirtió que podías ponerte agresivo. El psicólogo fue comprensivo y  no demando a tu padre por no haber sido consciente de que estabas asistiendo a terapia.
-No- No quiero estar aquí. Por favor sácame.
-Bebe, no puedo. Pero te prometo que vendré todos los días, no te dejare solo.
-Me dijeron que hubo problemas en la familia. Que paso?-Dije sentándome en la silla.
-Pues, no quiero que te preocupes más de lo que ya debes estar.
-Si no me das algo de lo que pensar, voy a explotar. Por favor.
-Está bien.-Dijo Oscar resignado.-Parece que ya saben quién fue el que asesino a Adriana.
-Qué? Quién?
-Primero pensaron que podrías haber sido tu…
-Que estupidez! Casi nunca voy a esa casa y siempre estaba contigo.
-Lo sé. Y eso fue lo que dije. Pero…
-Qué?
-Murió el día que secuestraron a Ricardo. Nadie ha intentado contactar a la familia de Ricardo, así que la policía piensa que podría haber muerto ya. O podría haber sido el quien asesino a Adriana y fingió el secuestro.
-Y tú que crees?
-No importa lo que creo. Quiero saber de ti. Que ha pasado este tiempo?
-No mucho. No eh comido nada desde ayer, y estoy durmiendo con…
-Espera. Como que no has comido desde ayer?
-No le des mucha importancia. En una hora es el almuerzo.
-Seguro?
-No del todo. Pero eso me dijo Jax.
-Quien?
-El chico que está durmiendo conmigo.
-Me estoy poniendo celoso.
-No lo hagas.-Dije sonrojado.-Él es el estereotipo de un niño loco. Hace toda clase de cosas extrañas.
-Como las que nosotros hacíamos?
-Cuáles?-Pregunte.
-Tu sabes.-Dijo, pasándome la mano sobre la pierna.
-Aun estas castigado…
-En serio!?
-Además. Los guardias no nos dejarían. Y no lo haría contigo hasta que me revisen…
-Que te revisen qué?
-Hoy en la mañana. Bueno. Hace un rato, me llevaron a hacer una revisión médica.-Juro que no quería hacerlo. Pero al fin y al cabo tenía que hacerlo. Llore.-El doctor… me… Te juro que no quería hacerlo.-Decía entre lágrimas y sollozos.-Era más grande que yo. Pero… No pelee, ni me rehusé. Tenía miedo.
-David. Dime que paso?
-Me… Me...-Llore a mas no poder. No porque me hubieran violado, o porque no hubiera peleado. Ni porque se lo tuviera que contar a Oscar. Llore porque me sentía sucio, y me sentía mal. Sentía que le había sido infiel a Oscar. Porque lo había disfrutado…
Después de que Oscar me pidiera que no me sintiera mal. De que me dijera que me amaba mucho más que las ganas de asesinar al doctor, y mucho más como para preocuparse por el sexo los guardias nos sacaron y me llevaron a mi “Habitación” donde encontré a Jax en cama.


Ese día transcurrió muy normal. Almorcé, a mi habitación, cene, a mi habitación. Todo muy normal, hasta que me tuve que ir a duchar. No quería hacerlo. Porque tenía que ir con un guardia y no podía quitarme la vista de encima. Así que tendría que desnudarme y bañarme con alguien viendo, y posiblemente disfrutando de ello. Sin mencionar que me tendría que encontrar con más gente, y no quería ver a más gente, no por ese día.
El guardia me dijo que era Hora de la ducha, y le pregunte si no podía ir cuando todos se hubieran ido. El me respondió que sí. Que regresaría cuando ya no hubiese nadie en el baño. Pero esta vez era un guardia distinto. Tendría unos 25 años, era moreno de 1,70 y tenía la piel blanca, casi como la mía.  Espere casi 30 minutos a que el regresara. En ese tiempo Jax fue, se ducho y regreso.
Al regreso del guardia me levante y fui con él, y entramos en las duchas. Era un piso de asfalto muy bien cuidado, paredes de Baldosa de color gris. Y varias duchas separadas por una pared de no más de 5cm. Entre en una de las duchas y vi que el mecanismo de las duchas era solo un botón. Supuse que era como esos lavabos que presionas el botón y te da agua por 15 segundos aproximadamente. Me gire y mire al guardia. A lo que me pregunto si quería que se diese la vuelta, y yo respondí asintiendo con la cabeza. Él se dio la vuelta y yo antes de empezar a desnudarme le di un abrazo por la espalda y le agradecí. Por no haber hecho lo que pensé que me haría en las duchas. Había jabón líquido. Shampoo y jabón. Así que me bañe bien. Algo curioso. El agua estaba helada y si quieres dilatar a una persona esa es la peor idea que puede haber. No solo por el hecho de que puedes hacerle daño a tu pareja, sino también porque al fin y al cabo, después de haberle hecho bastante daño al ano de tu pareja NO CONSEGUIRAS QUE ENTRE!
Me fije en que no había toalla, y pensé en preguntarle al guardia si podría traerme una. Pero pensé que sería una mala idea. Podría provocarlo y terminar como con el doctor. Me puse de nuevo la “ropa” y le avise al guardia que estaba listo. Aun escurriendo agua, el guardia volteo a mirarme, y, con una sonrisa muy tierna tomo una toalla de la cabina siguiente y me pidió que me quitara la camisa. Me seco la cabeza muy tiernamente y los brazos, la espalda, el pecho y el abdomen. Me recordó tanto a Oscar, no sé porque, no se parecen en casi nada, pero esa manera tan tierna de hacer las cosas conmigo. Al llegar al inicio de mi pantalón, se detuvo y me entrego la toalla.- Desde aquí te toca a ti.- Dijo, sin quitar esa sonrisa blanca y perfecta. Se dio la vuelta de nuevo y yo me quite el pantalón y me seque las piernas, pies y obviamente el pene y los testículos.
Regrese a la habitación y antes de que Johan (así se llama el guardia) saliera le di las gracias por todo, y lo abrace. Entre en mi habitación y me quede acostado en mi cama hasta que me dormí.
Las semanas pasaban, todos los días era casi lo mismo, me levantaba, desayunaba, Hablaba con Oscar, almorzaba, regresaba a la habitación, cenaba, regresaba a la habitación, y siempre me duchaba con Johan vigilándome, o bueno, dándome la espalda. Había aprendido mucho de Jax, primero, estaba en el hospital por decisión propia. Segundo era un niño rico que fue secuestrado y sus padres asesinados frente a él, y por miedo a que los secuestradores regresaran a por él se internó en el hospital. Tercero y más importante: Al parecer disfruta torturando a sus compañeros de habitación con sus juegos psicológicos. Les hace recordar sus más siniestros recuerdos y…. Algo así, dijo Johan.
 En fin, las primeras semanas las pase así, Oscar iba todos los días como prometió, y eso me enamoro mucho más de él. Todos los días le preguntaba a Oscar cuando podría salir y el todos los días me respondía con “Pronto, mi hermoso reo.” Y yo siempre me lo creía…
Contaba los días y las semanas, exactamente en el mes 13 en la semana 2  en el día 23 Oscar no llego. Me asuste. Creí que podía haberle pasado algo. Pero también pensé que podía solo ser mi imaginación. El día que le siguió a ese tampoco vino. Y así paso una semana sin verlo. Y entonces creí que podía haber pasado algo. Nueve días después de la desaparición de Oscar recibí la visita de Natán. No había sido su primera vez. Pero no había ido más de siete u ocho veces. Pero no lo culpo. Tenía su estudio y no sabía si estaba haciendo algo más.
-Hola.-Dije.
-Hola.-Respondió.-Como estas?
-Bien gracias y tú?
-Mal. Donde esta Oscar?
-Venía a hablar contigo sobre eso.
-Que le paso?-Me precipite.
-Nada malo. Pero…
-Qué?
-Desde que te internaron las noticias de tu salida han ido de mal en peor. Primero dijeron que tu trastorno estaba muy avanzado. Y que tendrías que ir a terapia durante algunos meses y que no saldrías como precaución. Después de unos meses dijeron que te mantendrías un año aquí porque no mostrabas mejoría. Y hace tres meses dijeron que te tendrías que quedar hasta que te repusieras y que si no mejorabas, no saldrías. Al poner esta condición el estado empezó a pagar tu estadía aquí. Pero hace una semana, dijeron que como no estabas mostrando mejoría sino todo lo contrario…

Pensé en que podía haber hecho para que pensaran eso. Pudo haber sido la pelea que tuve en el almuerzo hace un mes. Pudo haber sido el intento de asesinar al doctor cuando intentó violarme de nuevo. O pudo haber sido la amenaza al director. Fuera lo que fuese, tenían razón. Recordé que desde que entre aquí la ira que subía por mi espalda se presentaba más a menudo
A veces una vez semanalmente otras veces diariamente. Pero usualmente lograba controlarlo.
-Eso significa que nunca saldré de aquí?
-Tienes que mostrar mejoría.
-Donde esta Oscar? Porque no me lo dice él?
-Desde que te internaron Oscar vino todos los días. Y todos los días regresaba a casa y se encerraba a su habitación. Todos los días. Cuando dijeron lo de hace tres meses me dijo que ya no quería venir más. Ya no podía verte encerrado. Me dijo que le duele verte aquí. Tenerte tan cerca y no poder dormir contigo. Sufre  demasiado cuando te ve.
-Nunca lo vi mal cuando vino.
-Siempre quiso hacerse el fuerte. Para los dos. No quería que lo vieras triste porque sabía que te afectaría a ti.
-Veo…
-Lamento ser yo el que te dice eso… me tengo que ir.
Me quede en la habitación, esperando a que el guardia me llevara a casa. Pensando. Llorando. No sé cuánto habrá pasado. Pero no pudieron haber sido más de 30 minutos, antes de que, un guardia me llamara. Visitas. De nuevo.
 En la habitación estaba Oscar. Sus ojitos estaban rojos, y llorosos. Tenía ojeras, se notaba cansado.
-Mi vida. Que pasa?-Pregunte.
-Hola. Hermoso.
-Te ves cansado.
-Bebe. Yo…-empezó a llorar…- yo quiero ser fuerte. Quiero que salgas de aquí. Pero. Me duele tanto verte así. Yo, no sé. Quiero verte fuera. Quiero poder ir al cine contigo. Poder besarte cuando quiera. Poder hacer el amor contigo. Pero todas las noches es como recordar… solo… no quiero…
-Qué?
-No me pidas que regrese…
Sentí como algo se rompía en mi interior.
-Porque?
-No sé. Solo no quiero. No quiero verte aquí.
-Ya no vas a regresar?
-No…
-Oscar. Me prometiste que estarías conmigo… todos los días… juraste que no me dejarías solo!
-No entiendes por lo que estoy pasando. No puedo verte sin sentirme mal, o sentirme culpable.
-Pues si tienes la culpa! Si no te hubieran intentado violar hace dos años pues no me estaría pasando eso!
-Qué?
- Todos los psiquiatras y psicólogos me dicen lo mismo… Todo esto es gracias a que te intentaron violar…
-Pero… no fue…
-Tu culpa? Si lo fue! Pudiste pelear! Pero te resignaste y solo pediste que no me tocaran! Crees que no vi como hacías todo voluntariamente? Vi cómo te diste la vuelta y te quitabas la ropa! Ibas a permitir que tomaran algo que por derecho era mío!
-NO ME TRATES COMO A UNA COSA!
-PUES  DEJA DE TRATARME COMO SI ESTUVIERA LOCO!
-PUES LO ESTAS!
-Qué?
-Mi… mi…. Perdóname… no quería decir… mi vida lo….
-Lárgate… ya no tienes por qué regresar.
-Mi vida…
-LARGO!... Solo me contendré un momento. Lárgate antes de que deje de hacerlo.
-No me iré.
-hace un rato me pediste que no te pidiera que regresaras. Eres libre de hacer lo que quieras.
-Que estas dici….
-Ya no eres nada mío…

Salí de la habitación y me fui a mi habitación, solo, por primera vez sin un guardia. Entre en mi habitación y me acosté. Llore hasta que me dormí. En la noche me despertó Johan y me dijo que era hora de ir a las duchas. Le pregunte si había alguien y el respondió como siempre. 
Entre el las duchas y me desvestí. Empezó a correr el agua. Y me duche. No se si fue un momento de iluminación o que fue.

-Me puedes pasar la toalla? Por favor.
-La olvidaste de nuevo?
-Si.-Mentí. Tenía una toalla  justo a un lado. Pero necesitaba que me mirara. Johan y yo habíamos ganado mucha confianza, y a mí ya no me importaba que me viese desnudo ni a el verme desnudo. Aunque él era Homosexual también.
-Mira. Agárrala….
-Gracias.
-Oye, tienes una toalla a ese lado…

Lo bese como habría besado a Oscar. La ira volvía a subir por mi espalda. Pero la contuve con la excusa de que la utilizaría después. Empecé a soltar su cinturón y besar su cuello. Él se quitó la camisa con una rapidez muy impresionante. Que lastima. En menos de un minuto estábamos desnudos en la ducha, besándonos, mojados. Sentí como su pene creció con una velocidad un tanto alarmante. Y de pronto se dio la vuelta y aparto sus nalgas dejándome ver su ano. Puse mi pene en la entrada y empuje levemente para no hacerle daño. Él se empujó hacia atrás metiendo de golpe mi pene. Al parecer tenía más experiencia de la que parecía. Empecé marcado el ritmo de las embestidas y golpeaba con velocidad y fuerza. Johan me agarro la mano derecha y me la llevo a su pene, indicándome que quería que lo masturbara, y eso hice, lo masturbe a la misma velocidad de mis embestidas. El agua dejo de car sobre nosotros y el sonido de mis pubis golpeaba contra sus nalgas, saque mi pene y le pedí que se diera la vuelta. Puse una de sus piernas en mi hombro y metí de nuevo mi pene, seguí masturbándolo. El me beso de una manera muy tierna, que me recordó a Oscar. Y la ira volvió a subir por mi espalda, eso hizo que aumentara el ritmo de mis embestidas y la velocidad en la que masturbaba a Johan. Empecé a rasguñar a Johan en la espalda y el empujaba mi cabeza, uniendo nuestras bocas, evitando que se separaran. Del pene de Johan empezó a brotar su semen, caliente, espeso, cuando su esfínter se contrajo al eyacular hizo que yo me corriera también, logrando un orgasmo de proporciones cósmicas, logro hacer que gimiera como si me estuviera violando un caballo gigante. Johan tomo mi mano y se la llevo a la boca, la lamio y limpio hasta dejarla limpia. Apretó el botón  de la ducha y nos bañamos juntos. Nos masturbamos juntos y nos corrimos de nuevo.
Que hermoso. Que inocente.

Solo necesitaba la ayuda de Jax para iniciar.

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