miércoles, 19 de agosto de 2015

Kindan No Koi - XXIII - El inicio del final.

Oscar. 1:15 am. Martes 21 de abril 2000.
Alguien llamo a Oscar. Puede haber sido el psiquiátrico o pudo simplemente haber sido mi padre. No  importa mucho en realidad, lo realmente importante es que le llamaron, le avisaron que había escapado del psiquiátrico, y que podía ser peligroso. Supongo que le asustó que yo estuviera fuera del Hospital, y salió a buscarme.

Natán 09:23 pm. Lunes 20 de abril de 2000.

-Lograste hablar con él?-Dijo Natán.
-No. No me quiere ver ni pintado.
-Y no le dejaste el regalo?
-Seguramente lo habría tirado. Además no me fio de los guardias.
-Bueno. Será que dejes así.
-No puedo. Simplemente no quiero…
-Tienes que dejar de ir a verlo! No has dejado de ir desde que lo internaron! Tienes que descansar. No duermes por pensar en el y te levantas muy temprano a visitarlo aunque sabes que va a rechazarte.

-Es… es que lo amo…
-Que terco eres! Sabes que… dame el regalo. Se lo daré al administrador para que se lo entregare.
-Harías eso por mí?
-Con tal de no verte más la cara de imbécil…
-Gracias.

Oscar le entrego una cajita blanca  muy linda. Tenía un listón que decía “Lo siento”. Natán salió del apartamento que compartía con Oscar. Subió al auto y se dirigió al hospital. A pesar de ser muy entrada la noche, solo quería pensar y dejar de verle la cara al terco de Oscar. ¿Cómo puede amarlo tanto? Pensaba. ¿Es que no entiende que le está haciendo daño? Ya sé que solo pretendía ayudarlo, pero me molesta tanto que para que el pudiera ser feliz tuviera que estar lejos de mi…
Natán llego al hospital y toco la puerta de la oficina principal, que se abrió sola al ser golpeada por Natán. Entro y vio que todo estaba en “orden” pero aun así la puerta estaba abierta. Entro y cerró la puerta. Y continúo hasta la puerta que daba al pasillo. Abrió la puerta y estaba el administrador con cuatro guardias, al ver que Natán salía de la oficina se preocuparon.

-La… la puerta estaba abierta…-Dijo Natán.
-Qué?-Respondió el administrador.
-Sí. La puerta estaba abierta.
-Eso fue lo que paso…-Dijo mientras se acercaba a Natán y lo apartaba bruscamente de su camino.- El hijo de puta salió por aquí… pero solo los guardias tienen… quiero que todos los guardias en turno se presenten con sus llaves AHORA MISMO!!-Grito el administrador.

-Que paso?
-Nada de su incumbencia joven.
Supongo que no le agrado nada a Natán que le dijeran eso. Tomo al administrador por el cuello y repitió lentamente ¿Qué fue lo que paso?.

-Uno de los pacientes se ha escapado… es todo lo que le puedo decir.
-Cual paciente?
-Si le digo…
-CUAL PACIENTE!?-Grito. El administrador miro a los guardias que se quedaron inmóviles.
-El paciente con el trastorno obsesivo compulsivo de la habitación 340…
-David?
-Si….
-Mierda va por Oscar…
-Qué?

Natán lo soltó y corrió al auto, subió a su auto y llamo inmediatamente a Oscar.  Tenía un mal presentimiento de todo esto…

Eliot. 11:25 am. Martes 21 de abril 2000.

-Tío… tío…tío….

No creo que se haya dado cuenta de que yo estaba en la habitación. Y menos por la manera en la que despertó. Se desperezo y se quitó las cobijas. Estaba desnudo. Tenía unas arrugas de más. Y por fin había alguien más en su cama. Me dio mucha felicidad por ellos. El chico que lo acompañaba era un chico de no más de 20 años, podría haber medido 1,70 y tenía el cabello rubio, tenía facciones en la cara muy hermosas. Nada que se pudiera comparar con Oscar. Mi tío fue a la cocina y se sirvió una taza de café mientras se ponía un albornoz rojo oscuro casi vino tinto.  Supongo que no debería haberse asustado al verme, pero teniendo en cuenta que estaba en un psiquiátrico, le deje que se asustara un poco.

-Nene? David? Eres tú?
-Hola tío…
-Por Dios David… donde has estado?
-No lo sabes?
-Lo sé. Me refiero a desde que saliste. No me llamaste ni nada.
-Ah… si… Salí hace un par de días. Por eso no te llame.
-Cómo entraste?
-Siempre dejaba una copia de la llave en una de las los ladrillos junto a la pared…
-Ah… bueno.. mientras que hallas roto nada. Ah! Claro. Quiero presentarte a alguien.
-No tío… donde esta Oscar?
-En su apartamento supongo.
-Cómo?
-Sí. Se mudaron a un apartamento.
-Quienes?
-El y Natán, poco después de que te internaran.
-Están viviendo juntos?-Maldita ira. Volvió a subir por mi espalda. Me imaginaba al bastardo de Natán haciendo el amor con mi amado. Claro. Por eso vino a visitarme el. Quería que yo le pidiera a Oscar que no volviera a verme para tenerlo todo para él. Y yo, incrédulo le creí. Que idiota.-Y sabes dónde queda?

-Claro que sí! Quieres que te lleve?
-No. Gracias. Solo dime donde queda…

Ya sabía dónde vivía. Pero no podía simplemente entrar y reclamar lo que era mío. Necesitaba un plan. Camine hasta mi casa. Y tome un camino un tanto familiar. Una ilusión apareció frente a mí. Yo caminando bastante deprisa y una voz se oye detrás de mí. “Eh! Me vas a dejar atrás?” era Oscar. Seguí a ese fantasma hasta que encontré la casa. No había un auto. Estaba desolado. Las flores marchitas. Y el césped muy crecido. Nadie había hecho mantenimiento a la casa…
Estando detrás de la casa, en el patio trasero, abrí la ventana que daba a la sala. Entre y la casa estaba totalmente empolvada, como si no la hubieran limpiado en años. Subí las escaleras y entre en mi habitación, todo estaba tal cual lo había dejado. Me pregunte. Que había pasado con mi madre y mis hermanos? Nunca fueron a visitarme en el hospital y tampoco los vi demasiado antes de eso. No le di mucha importancia y pensé que podría dormir en esa casa un par de veces antes de que creyera que era el momento de ir a visitar a Oscar.


Oscar. 3:50 pm. 26 de Abril de 2000

Pasaban los días y Oscar salía desde las mañanas a buscarme y regresaba tarde en las noches. Lo sé porque no me resistía a seguirlo y poder verlo un tiempo más. Su rutina diaria era ir a la estación de la policía. Seguí al Hospital psiquiátrico y luego se pasaba el tiempo buscándome a pie en callejones y en los lugares poco concurridos. Esperando tener la suerte de que uno de los vagos que vivían entre los callejones no fuera simplemente un vago. Pero ese 26 de abril fue diferente. Tuvo la maravillosa idea de ir a donde mi tío Eliot… supongo que salió un poco asustando, por el hecho de saber que yo sabía dónde vivían. Luego pasó por mi casa y tuvo una idea bastante ocurrente. Se metió por una de las ventanas y entro. Supongo que se dio cuenta de que yo había estado allí, por dos cosas, número uno: había marcas de manos entre el polvo de las mesas, y las escaleras. Numero dos: mi habitación estaba limpia, y el ordenador encendido. Me encanto ese gesto que hizo: se quedó en mi habitación, esperando a que yo regresara, pero yo ya estaba en casa, así que no podía entrar. No podía. El evitaría que Natán pagase por lo que intento hacer. Intento separarme de él.



Eran casi las 3 am y cuando miro su reloj, pobrecito mi hermoso. Estaba que se caía del sueño. Solo era cuestión de tiempo… para que se rindiera y quedara dormido. Diecisiete horas se quedó sentado sobre mi cama, sin hacer más que respirar e ir al baño….

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