Me desperté y estaba la cama echa y Oscar estaba viendo la TV, Me
levante y le pregunte que veía mientras lo rodeaba con mis brazos. El parecía
enojado y me empujó hacia atrás, pero sin la delicadeza característica que usa
conmigo.
-Largo.-Dijo sin voltearse a mirarme.
-Que sucede? Hice algo malo?-Pregunte.
-Solo lárgate. No eres suficiente.-Dijo con una voz ausente y fría.
-Pero a que te refieres con…?-No termine la frase. Oscar se volteo hacia
mí y me girito que me largara de su vida, saco un revolver y me di cuenta de
que estaba soñando, o eso esperaba. Halo el gatillo.
Dicen que al morir en un sueño despiertas, pero el choque de la bala lo
sentí tan real como los besos de mi amado. Sentí miedo, de que no fuera un
sueño, de que no fuera mi imaginación.
Veía como la sangre salía por el agujero que había dejado la bala. Oscar
se acercó a mí me miro, su mirada no era de arrepentimiento, ni de dolor, era de
satisfacción, su mirada inspiraba miedo. Se acercó a mí y me beso. Entonces
desperté, con su rostro sobre el mío, intentando despertarme con un beso. Ese
era el Oscar que yo conocía, el que amaba. Mi novio.
-Eliot bajo a pedir el Desayuno en el restaurante del hotel. Bajamos?
-Claro. Vamos.
Y después de una ducha entre los dos, vestirnos y prepararnos para
bajar, llamamos a Brian y bajamos al restaurante. Desayunamos Huevos con
tomate, café, pan de ajo, y jugo de naranja. Salimos y tomamos un taxi para ir
a casa de Adriana, íbamos a pasar el día con ella y haríamos una parrillada en
su casa. Aunque la idea de hacer una parrillada un día después de haber estado
en un incendio no me sonaba bien.
Subimos a un taxi y yo me subí primero, Oscar después, y luego mi tío.
En el trascurso del viaje me empecé a quedar dormido, me despertaron un par de
sacudidas y giros, pero al fin y al cabo me dormí.
Desperté en medio de las cenizas de la casa. Olía a quemado, y a gas.
Escuche los gritos de Oscar pidiendo ayuda. Me levante y corrí a buscarlo entre
los escombros, hasta que me di cuenta de que no estaba por encima, si no por
debajo. Excave entre los escombros lo más cerca que pude de su voz, hasta que
por fin lo encontré. Estaba entre los escombros. Cave lo mejor que pude,
intentado dejar fuera su cabeza y torso. Pero al quitar una tabla quemada que
cubría su cabeza y ver su rostro. Cambio del pánico a la ira en milésimas de
segundo.
-Lárgate…-Dijo en una especie de susurro. Frio. Distante.
-No te voy a dejar aquí.-Repuse intentando quitarle los escombros.
-Que te largues! No me sirves para nada! Largo!-Me grito.
-No te voy a dejar ahora….-No termine la frase.
-LARGO!-Me grito y me empujo con el único brazo que tenía libre. De
pronto escuche como una viga se resquebrajaba detrás mío, y al girar la cabeza
vi que ya no había tiempo de esquivarla. Me desperté con la viga encima y
después de quitármela de encima, me di cuenta de que ya no estaba Oscar en el
ataúd de escombros en el que lo había encontrado anteriormente. Me quite la
viga de encima y al levantarme lo vi saliendo por la puerta delantera, mientras
el edificio se caía a pedazos sobre mí.
-OSCAR!-Grite, y me di cuenta de que había despertado, el chofer había
frenado en seco, todos me miraban y posiblemente había causado un par de
accidentes con los autos de atrás. El chofer echó a andar el taxi, pretendiendo
que no había pasado nada. Oscar me puso la mano sobre la pierna para darme a
entender que quería saber que pasaba.
El resto del camino intente no dormirme, mi cabeza daba tumbos cada vez
que el sueño intentaba apoderarse de mí, y decidí abrir la ventana, porque hacía
mucho calor, y supuse que el viento me mantendría despierto.
Al llegar a casa de Adriana no quería mantener contacto visual con
nadie. Me quede mirando las cenizas de la casa que estaba a menos de diez
cuadras de allí. Oscar salió por la puerta y me abrazo por la espalda.
-Que pasa, mi vida?-Era la primera vez que me llamaba así, me gustó
muchísimo, y me saco una sonrisa.
-Nada, es solo que, no quiero estar ahí dentro.
-Y supongo que lo que paso en el taxi no tiene nada que ver con que estés
aquí afuera solo?-Creí que ya era hora de contarle sobre los sueños y todo lo
que estaba pasando en mi cabeza. Desistí.
-Tuve un sueño horrible. No es más que eso.-Dije.
-Puedo saber que soñaste?
-Soñé que estaba en los escombros de la casa, y se caía sobre mí, y tú
te ibas y me dejabas allí.
-Mi vida, me quedare a tu lado siempre, no te voy a dejar solo, nunca.
-Te amo-Dije, y voltee a mirarlo y lo bese. Sabía que debía haberle
dicho que no era la primera vez que lo hacía. Pero necesitaba estar seguro de
que no era solo algo temporal.
Solo quería regresar al hotel y hacer el amor con mi novio y tener sexo
con mi tío. Nada más. Pero ya que mi tío se entretuvo hablando con Brian y
Natán sobre cosas sin importancia, decidí que Oscar y yo nos podríamos
adelantar un poco.
“Necesito algo de ayuda. Estoy en el baño.”
Decía el mensaje. A los pocos segundos de haberlo enviado apareció Oscar
en el baño. Lo bese y lo toque. Le acariciaba el pecho por encima de la camisa.
Y él me metía la mano por el pantalón, tocando mi pene con una gran delicadeza.
Me retire y le hice sentar en el borde de la Tina/Jacuzzi de Adriana, le quite
el pantalón y salió su pene, hermoso y relucientemente limpio. Me lo metí en la
boca y empecé a chupar como un bebe, y con la otra mano le acariciaba el pecho.
Después de un rato de estar haciéndole una mamada, que, en lo personal, habría
extendido mucho más, el me quito su pene de la boca me beso, me empezó a quitar
la ropa, y al dejarme desnudo se hizo detrás de mí y me abrazo, me besaba el cuello y los
hombros. Apretaba mis pezones, tan fuerte que mi pene daba brincos. Yo le
agarraba el trasero y lo empujaba hacia mí, haciendo que su pene pasara por
debajo de mis piernas y su glande tocara mis huevos. El bajo una mano
lentamente y me empezó a masturbar, y con la otra empezó a meterme el pene.
Sentía un placer gigantesco, agarraba su mano y le hacía masturbarme más
rápido, pero el siempre bajaba la velocidad. Después de varios intentos de que
acelerara la velocidad en la que me masturbaba el me soltó y agarro el cinturón
de una bata que tenía a la mano y me puso las dos manos en la espalda, me ato
las manos muy fuerte con el cinturón de tela, y siguió masturbándome y
penetrándome. Yo intentaba soltarme, pero el nudo estaba bien hecho y muy
fuerte. Sentí como Oscar eyaculo sobre mi espalda. Un líquido espeso y caliente
bajaba por mi espalda, y luego Oscar s agacho detrás mío, y sentí como su
lengua limpiaba mi espalda, y se llevaba todo su semen…
Bajamos a la sala y ya estaba de muy buen humor, lo suficiente para
poder mantener una conversación sin pensar en que Oscar se iría sin avisarme y
no lo vería nunca más.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario