Brian y yo estuvimos hablando hasta que empezó a anochecer, nos
preparamos algo de café y vimos algo de TV, le pregunte a Brian si quería que
le enseñara donde estaba su valija y el asintió con la cabeza, nos levantamos y
subimos las escaleras. En la habitación de él me senté en la cama y me quede
observando su valija, una valija negra, de cubierta plástica, agarradores
acolchados y un candado integrado de clave digital. Demasiado caro para un
huérfano.
-Brian...
-Dime?
-Quienes son tus papas?-Se quedó mirándome, y tras una larga pausa se incorporó
sobre sí mismo.
-Porque lo preguntas?
-Bueno... Pocos días después de conocerte te seguimos después de la
escuela, y te vimos entrar en un orfanato.
-Ah... Bueno, mis padres son dueños de ese edificio, y de algunos otros
que están en sus alrededores.
-Ah... Es bueno saberlo-Dije con un deje de sarcasmo.
-Perdona que no les hubiera dicho antes, pero mis padres no son mi
orgullo.-Dijo mirando hacia el suelo.
-Por?-Pregunte
-Siempre tan... Pulcros, limpios y decentes. Aseados. Perfumados. Son
demasiado perfeccionistas para mi gusto.
-Y eso es malo?
-No, bueno si, en parte, cuando eres desordenado y tienes conflictos en
la escuela por distraerte con facilidad, o porque simplemente te gusta más
están haciendo algo más, siempre están molestos contigo porque no parezco de la
familia, por cómo me visto, la música que escucho, mi apariencia en general.
Dicen que mi rendimiento en la escuela puede ser mejor.
-Te presionan demasiado-Dije asistiendo con la cabeza, dando a entender
que le comprendía.
-Bueno, y si les molesta tanto como conseguiste que te dejaran venir?
-De hecho creen que estoy en una excursión antes de salir a las
vacaciones.
-Ah... bien, ya sé Que excusa poner si me preguntan.
-Bueno, es en esencia. Pero al fin y al cabo son mis padres.
-Bueno, supongo que para poder mantener una relación con ellos debes
amarlos por encima de los problemas que te pongan. En fin, es hora de ducharme
e ir a buscar la cena...-Dije mientras me levantaba y cruzaba el salón, Brian
se levantó y bajo las escaleras detrás mío, el bajo a ver la tv y yo entre a la
ducha, tan pronto entre, me dirigí a donde estaba la cámara oculta, la tome y empecé
a ver el video que había grabado hacia unas horas atrás, todo iniciaba tal cual
lo recordaba pero en un momento determinado... Mi rostro se ensombreció, mis
músculos de la espalda se tensaron, mis ojos se congelaron y mis pensamientos
se concentraron en el personaje misterioso que había tenido el descaro de
aparecerse en la habitación de mi tío, no era la persona que esperaba ver,
estaba a punto de colapsar cuando Oscar entra.
-Hola?
-Eh? Que?... Ah hola...
-Que ves? -Pregunto acercándose
-Nada en especial-Respondí mientras ocultaba la cámara detrás mío,
-Venga, Dime que ves.
-No es nada importante ni interesante. Es aburrido
-Que te tengo que dar para que me lo enseñes?
-Nada solo...
-Ya se-Dijo mientras cerraba la puerta con seguro-Tengo que desvestirme,
y distraerte, hasta quitártelo?-Dijo quitándose la camisa lenta y muy sensual
mente si tengo que dar detalles. Puse mis manos sobre su abdomen desnudo,
mientras él se terminaba de quitar la camisa. Se acercó a mí y tiro la camisa
detrás mío, yo bese su abdomen y empecé desabrochar su pantalón, baje el
cierre, descubriendo unos calzoncillos largos y sueltos, el termino de quitarse
el pantalón y me disponía a quitarle los calzoncillos cuando me detiene y me
dice-Dame la cámara y te dejo continuar-el nivel de excitación me obligo a
entregarle la cámara sin darme cuenta, él se sentó sobre mis piernas y empezó a
ver el video, su rostro estaba asombrado, y notaba como una erección empezaba a
crecer en sus calzoncillos, saque su pene y el sin dejar de mirar el video paso
un brazo por mi cuello, dejándome ver el video, era extrañamente excitante.
Masturbaba más rápido a Oscar y por los movimientos que hacía en la cadera me
decía que a él le gustaba. Dejo la cámara a un lado, me acostó en la cama y me
levanto la camisa. Yo sin dejar de masturbarlo me las ingenie para quitármela
del todo, y de pronto un líquido espeso y caliente se derramo sobre mi abdomen.
Un gemido. Oscar se dejó caer sobre mí y su cabeza encajo perfectamente en la
curva de mi cuello. -Te amo- me susurro al oído.
Deje el brazo dormido de Oscar con cuidado, me Levante y me limpie con
un pañuelo que tenía en mesa de noche y me puse mi camisa de tirantes.
Era alrededor de las 2 am. Baje a la cocina. Hacia frio. Abrí la
nevera, saque la caja de leche, tome un vaso y me percate de otra presencia en
la habitación. Un hombre alto, de tez pálida, ojos negros como un azabache, y
cabello castaño muy oscuro, casi negro. Se levantó de una de las sillas que
había en la cocina, se acercó a mí. Mi sangre se empezó a congelar, a medida
que caminaba hacia mí, un frio recorrió mi espalda. El hombre alzo la mano
hacia mí y me toco los labios, hice un intento de gritar pero nada salió de mi
garganta, se acercó hacia mí y se acercó a mi oído. -Eres mío- Susurro. Mi
sangre paso de estar fría a estar totalmente congelada, me tomo por la cintura
y me acerco a él, acerco sus labios a los míos... Y desperté. Oscar seguía
sobre mí. Roncando como solo un hombre puede hacerlo, me relaje al ver que
regresaba al mundo real, aunque seguía asustado por no saber porque tenía
pesadillas tan frecuentes y tan similares unas con otras.
Después de quitarme a mi bello durmiente de encima me senté en las escaleras
que tenían un gran ventanal del cual se podían observar las estrellas, me quede
contemplándolas durante largo rato.
Empezó a salir el sol. Mis sentidos habían desaparecido por
completo, y me había hundido de nuevo en mis sueños cada vez más peculiares,
pero siempre coherente de alguna manera. ¿Era miedo lo que sentía?¿De verdad
estaba soñando todo eso gracias a lo que paso con Oscar semanas atrás?
Sinceramente creo que ignoraba lo que me pasaba, o si no lo ignoraba eso
intentaba. En cualquier caso estaba mal, no le podía contar a mi padre, ni a
Oscar, no quería molestar a mi tío y menos a Ricardo, podía preguntarle a Brian
pero, me pareció muy descarado de mi parte. Necesitaba contarle a alguien,
rápido.
Me acosté junto a Oscar, quien permanecía tal cual lo deje horas atrás,
lo abrase y espere hasta sumirme en un sueño del cual esperaba poder soñar algo
bueno, o no soñar nada, pero entre los sueños y la realidad, creo que eso era
pedir demasiado.
Me Levante con el rostro de Natán frente a mi, me incorpore y lo salude
con la mano, me percaté de que Oscar estaba boca arriba con el pantalón por
debajo de la cintura y su pene fuera de su ropa interior, me precipite a
cubrirlo con las sabanas de la cama.
-No te preocupes... No tiene nada que yo no tenga-Dijo con voz alegre.
-No es por eso-Dije-Es por respeto
-No creo que sea respetuoso dejar a tu pareja en medio de la noche para
observar las estrellas, pero no se mucho sobre el respeto-Afirmo- en cualquier
caso, solo quería decirte que el desayuno está listo, baja con Oscar y nuestro
huésped recién llegado...
-Vale bajare en un minuto.
Natán salió de la habitación y yo intente despertar a Oscar.
Oscar, Brian y yo bajamos los tres juntos, nos sorprendieron con un
pastel bastante grande, con las letras O, D, B escritas con crema en el pastel,
una serie de regalos para cada uno y mi tío, mi padre, Ricardo, Natán y Jean
Pierre, todos esperándonos en una mesa, o alrededor de ella.
Durante un par de horas cantamos, aplaudimos, jugamos y comimos hasta
que llegó la hora de abrir los regalos. En orden, a mí me regalaron un juego de
camisas de tirantes de diferentes colores, unos zapatos Vans parecidos a los de
Brian, un reloj de pulsera digital y un peluche. A Oscar es dieron el mismo
juego de camisas de tirantes de diferentes colores, unos pantalones cortos azul
marino, y una cadena con forma de cruz de acero inoxidable bañada en plata, o
algo como eso. Y a Brian le regalaron tres pantalones dos negros y un jean
gris, un gorro de tela una bufanda y unos guantes de lana negros.
Después fuimos a almorzar al centro comercial de la ciudad y vimos una
película. Regresamos a casa y preparamos la cena entre todos. Ahora. Tal vez se
hagan una imagen de nosotros riendo y cocinando. No. Caos total. Ocho hombres
en una cocina solo pueden intentar hacer una bomba atómica y tener como
resultado una cena perfecta, o viceversa. Comimos y todos nos fuimos a la cama,
y creo que está de sobra decir que fue una noche de sexo salvaje y
desenfrenado, pero no solo para mí, los gemidos de la mujer de mi padre se
escuchaban hasta los cimientos de la tierra. En fin, antes de que Oscar se
pusiera con sus toqueteos y manoseos habituales a mitad de la noche. Nos
pusimos a hablar, si quieres saber sobre que... Bueno, de lo que vimos en el
video un día antes, antes de que nos pusiera os a jugar sobre mi abdomen, pero
el hablar de eso solo calentó a Oscar más rápido, y lo único que logre sacando
a flote fue que el me empezara a toquetear y a besar, cosa que no resisto, ya
que cuando a Oscar le da por toquetear y yo me resisto siempre se desviste
frente a mí y me suplica como un niño que quiere un dulce en el supermercado, y
cuando llega a esos extremos mi nivel de excitación es casi insoportable. Así
que opte por dejarme llevar por el momento, no paso mucho antes de que él
estuviera desnudándome y masturbándose al mismo tiempo, se quitó la camisa y el
calzoncillo que tenía, me tomo las piernas y las puso sobre sus hombros con tal
delicadeza que parecía que la hubiera practicado durante meses, lentamente
empezó a recostarse sobre mí, dejando que el peso metiera más profundamente su
pene dentro de mí. Con cuidado. Una vez dentro empezó a embestirme con una
energía y suavidad alucinantes. Se sentía como si estuviera haciendo el amor,
no solo sexo, sabía que lo hacíamos no era simplemente sexo, era una muestra
pura de afecto.
Su pene entraba y salía de mí con delicadeza, a pesar de no estar
acostumbrado a ser el pasivo no sentía un dolor tan grande como esperaba
sentirlo, y lo poco que sentí se convirtió en placer más rápido de lo que
calcule.
Sus besos, sus caricias, su forma de acariciar mi pecho en medio de
nuestro caos sexual, me sentía feliz, me sentía a gusto, y me sentí aún mejor
cuando me susurro al oído -Me vengo- como un suspiro, y sentí como inundaba la
mitad de mi ser, se dejó caer sobre la cama, sin fuerza, sin ganas de nada,
pero aun así con las pocas fuerzas que le quedaban, se bajó por las sabana con
destreza y sentí como sus labios acariciaban mi pene aun erecto, todos saben
que no es de buena educación hacer el amor y que solo uno de los dos llegue al
orgasmo, y Oscar, siendo consciente de eso decidió meterse mi pene en la boca y
hacerme terminar lo que él había empezado, continuo chupando, con una mano
jugaba con mis huevos y con la otra acariciaba mi pecho y mis pezones, al cabo
de un rato haciéndolo pensé en algo que siempre me gusta hacer cuando tengo
oportunidad - No te lo tragues, si?- y tras decir esas palabras me corrí de una
manera que no esperaba, no había pasado tanto tiempo sin correrme como para que
me saliera tal cantidad de semen, era tanto que la boca de Oscar no la pudo
contener y se escapó un poco por las comisuras de la boca. Oscar se recostó
sobre una almohada al lado mío con su boca llena de mi semen, me recosté sobre él
y lo bese, el semen se salía por los bordes, el continuo movimiento de nuestras
lenguas hacia que cada vez más se saliese de su boca. Me recosté sobre la
almohada y tome mi camisa que estaba en la mesa de noche, le limpie el rostro a
Oscar y me limpie yo mismo.
Una vez acostados en la cama, limpios y aun desnudos pero envueltos
entre las piernas del otro y las sabanas, en el silencio de la noche.
-Aun no puedo creerlo-Dijo Oscar.
-El que?-Respondí
-Lo del video en tu cámara...
-Si... Yo tampoco puedo creer que mi tío se esté follando a su propio
hijo...
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